viernes, 25 de abril de 2014

Luis Felipe de Francia


Luis Felipe I de Francia (París, 6 de octubre de 1773 – Claremont, Surrey, Inglaterra, 26 de agosto de 1850) fue el último rey de Francia, reinando con el título de rey de los franceses entre 1830 y 1848 (monarquía de Julio), llevando implícito con ello el título de copríncipe de Andorra. Hijo del duque Luis Felipe II de Orleans, «Felipe Igualdad» (primo de Luis XVI), durante la Revolución francesa fue conocido como el «Ciudadano Chartres» o «Igualdad hijo» (en francés: Égalité fils). Fue duque de Valois hasta 1785, duque de Chartres de 1773 a 1793 y, tras la muerte de su padre, duque de Orleans con el nombre de Luis Felipe III de Orleans de 1793 a 1830.

(Luis Felipe de Orléans) Rey de Francia (París, 1773 - Claremont, Surrey, Inglaterra, 1850). Era miembro de una rama colateral de la Casa de Borbón, descendiente de Luis XIII; su padre era el duque de Orléans, apodado Felipe Igualdad desde que se distinguiera como uno de los pocos miembros de la familia real que defendieron las ideas revolucionarias (incluso votó a favor de la ejecución de Luis XVI) y decidieron permanecer en Francia a pesar de la radicalización del régimen en 1792-93 (lo que no le evitaría caer guillotinado en 1793).

Luis Felipe fue también un aristócrata revolucionario, miembro del Club de los Jacobinos y militar al servicio de la Convención; pero decidió escapar de Francia y buscar la protección austriaca en 1793 para evitar caer él también víctima del Terror. Permaneció en Suiza y Estados Unidos hasta su regreso a Francia en 1817, convirtiéndose enseguida en una figura apreciada por las clases medias liberales, por su postura a medio camino entre los excesos de la revolución popular y la reacción ultrarrealista que se impuso desde finales del reinado de Luis XVIII.

El descontento contra los gobiernos de Carlos X provocó finalmente la Revolución de julio de 1830, que destronó a los Borbones; los dirigentes liberales moderados de aquel movimiento (Thiers, Laffite, La Fayette...) eligieron a Luis Felipe como rey constitucional.

El reinado de Luis Felipe (1830-48) fue una monarquía constitucional en la que el poder recayó en manos de la gran burguesía de negocios. Fue en esa época cuando inició Francia la colonización de Argelia. Tras un periodo inicial de gobierno del partido conocido como el Movimiento, que representaba el ala más liberal del régimen (Laffite, La Fayette…), el rey -que tendía a inmiscuirse en los asuntos políticos más de lo que aconsejaba el carácter electivo del régimen- se inclinó desde 1831 por los conservadores del partido de la Resistencia (Thiers, Périer, Guizot, De Broglie…). 

Aunque el gobierno de este grupo dio estabilidad a la «Monarquía de Julio» desde 1840, el descontento no dejó de crecer por su talante conservador, especialmente por su resistencia a ampliar el derecho de voto hacia las clases populares; también contribuyó al desprestigio del rey una política exterior de alianza con las monarquías absolutistas contra los movimientos nacionalistas y liberales, inspirada quizá por el deseo de consolidar la dinastía de Orléans casando a sus hijos con príncipes de las principales casas reinantes del continente. Legitimistas (partidarios de restaurar la monarquía borbónica), bonapartistas (el futuro Napoleón III intentó dos golpes de Estado) y republicanos lanzaron campañas de oposición que tomaron fuerza en el clima de crisis económica de 1846-48.

La campaña de «banquetes» organizada por la oposición republicana contra Guizot degeneró en una verdadera Revolución en 1848. El rey intentó salvar el régimen destituyendo a Guizot primero y abdicando después en su nieto, el conde de París; pero no quiso emplear la fuerza para reprimir al pueblo de París y hubo de ver cómo se proclamaba la Segunda República. Luis Felipe abandonó Francia y permaneció refugiado en Inglaterra hasta su muerte.


Ascenso y Reinado

En 1814, tras la caída de Napoleón y la restauración de la monarquía bajo el gobierno del rey Luis XVIII, Luis Felipe vuelve a Francia.

A diferencia de la de su antecesor, Carlos X, su monarquía fue constitucional, y recibió (al menos mientras se sostuvo) el apoyo social de la burguesía y el beneficio de un ciclo económico expansivo durante el que Francia accedió plenamente a la Revolución industrial (la época del «enrichissez-vous»), con lo que las diferencias sociales entre la burguesía y el proletariado se agudizaron. Suele recibir el nombre de Monarquía de julio, por el mes de la revolución que lo ascendió al trono. Por tal motivo, las monarquías europeas le motejaron como rey de las barricadas. Las barricadas de 1848 le apartaron del poder, dando paso a la II República.

Al frente del gobierno, se mostró reservado y prudente y manifestó un gran apego por el poder. Contaba con el apoyo social de la burguesía y el beneficio de un ciclo económico expansivo. Sin embargo, poco a poco se apoyó en el partido de la resistencia monárquica y, a partir de 1840, en Guizot. En política exterior, comenzó por acercarse a Gran Bretaña, debido al temor que tenía que los insulares iniciasen cualquier tipo de conflicto. Por ello firmó la “primera Entente cordial” (1840-46), que ponía fin a la rivalidad franco-británica en el Mediterráneo y en España.

Luis Felipe inició entonces un acercamiento a Viena para que su reinado fuera mejor valorado por los países autoritarios. Los últimos meses de su reinado se caracterizaron por la crisis general que azotaba el país. Era una crisis financiera, económica, política y moral, que se vio agudizada por la imprudencia del propio rey, quien no supo ver el peligro que corría su dinastía bajo la política ultraconservadora de Guizot.
Con su abdicación, Luis Felipe afirmó que la colección reunida por él en la Galerie Espagnole del Louvre hasta 1848, era su colección de arte y por tanto debía considerarse como una posesión personal, una reclamación que le permitió disponer de ella en última instancia. La colección fue vendida en una subasta en 1853.

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