miércoles, 15 de junio de 2016

Soldado Edward D. Slovik



Edward Donald Slovik, nació el 18 febrero 1920 en Detroit, Michigan.   Su familia era de ascendencia polaca y se presume que se trataba de una familia disfuncional.

Eddie, como lo llamaban sus amigos, comenzó a delinquir desde muy temprana edad.   A los 12 años, en compañía de unos amigos, entraron en una fundición para robar bronce, pero esa no fue la única vez, pues hasta que cumplió 17 años fue apresado varias veces por la policía en relación a casos de robos de casas y por alterar el orden público. 

En octubre de 1937 fue enviado a la cárcel y salió con libertad condicional al año siguiente.   Sin embargo, tres meses después fue detenido por la policía acusado de manejar en estado de ebriedad en compañía de unos amigos y por estar en libertad bajo palabra fue enviado nuevamente a prisión.

Por segunda vez salió de la cárcel con libertad bajo palabra y fue conminado por el juez a encontrar un trabajo que lo mantuviera alejado de la vida delictiva.   Logró conseguir un empleo de plomero en un compañía en Dearborn, Michigan, ciudad donde conoció a Antonieta Wisniewski y con quien luego se casaría.   Como no tenía suficientes ingresos para mantener a una familia fue a vivir con sus padres.

Por sus antecedentes penales fue calificado como 4F (no apto para el servicio militar), pero un año después fue reclasificado 1-A (apto para el servicio) y reclutado por el Ejército.   El 24 de enero de 1944, fue enviado a Camp Wolters (hoy Fort Wolters) en Texas, para el entrenamiento básico y seis meses después fue trasladado para prestar servicio en Francia.   Llegó a Europa y fue asignado como reemplazo, junto con otros 11 reclutas, en la Compañía G, del 109º Regimiento de la 28ª División de Infantería.

Dirigiéndose a la unidad asignada, se encontró en medio de un bombardeo de la artillería alemana y en compañía del recluta John Tankey se vieron separados de los demás reclutas que se dirigían al frente.   Refirió más tarde, que fue en ese momento, que Slovik decidió que él no estaba hecho para el frente.

Al día siguiente se encontraron con una unidad de Policía Militar canadiense, con quienes permanecieron durante mes y medio.   El soldado Tankey escribió a su regimiento explicando las razones de la tardanza de ambos en incorporarse a su compañía.   Finalmente se reportaron al regimiento el día 7 de octubre de 1944.   No se les presentaron cargos debido a que por el rápido avance de las tropas en Francia, muchos reemplazos tuvieron dificultades para encontrar a sus unidades.

Sin embargo, al día siguiente, Slovik se presentó ante el comandante de su compañía, el capitán Ralph Grotte, diciéndole que "estaba demasiado asustado para servir en el frente" y solicitó ser reasignado a una unidad en la retaguardia.   Le hizo saber a Grotte, que si era enviado al frente se escaparía, preguntándole si eso sería considerado como deserción.   Grote rechazó la solicitud de traslado enviándolo de regreso a su pelotón y le advirtió que efectivamente sería acusado de deserción si escapaba.

Al día siguiente, 9 de octubre, pese a las advertencias de su amigo Tankey, Slovik desertó.   Caminó hacia la retaguardia hasta encontrar a un cocinero del Cuartel General a quien le presentó una declaración donde explicaba detalladamente cómo desertó y las razones de la deserción.   Explicaba también todo lo que hizo hasta que fue encontrado por la Policía Militar Canadiense y cómo fue enviado de regreso a su unidad.   Al final de la declaración añadió que si era enviado al frente se volvería a escapar.   Firmó con su nombre y número de serie.


El cocinero le informó a su comandante quien llamó a la Policía Militar que leyó la declaración advirtiéndole a Slovik que era mejor que destruyera la declaración y regresara a su compañía o sería encarcelado.   Slovik se negó y el policía militar lo llevó donde su comandante, el teniente coronel Ross Henbest, quien nuevamente le dio la oportunidad de recapacitar, destruir la declaración y regresar a su unidad.   Una vez más Slovik se negó.

Henbest le ordenó escribir en la parte posterior de la declaración diciendo que comprendía perfectamente las consecuencias legales al incriminarse deliberadamente y que sería utilizada como evidencia en una corte marcial.

Slovik fue puesto en custodia y confinado en la prisión militar de la división.   El juez militar de la división, teniente coronel Henry Sommer, nuevamente le ofreció a Slovik la oportunidad de regresar a su unidad suspendiéndole los cargos, enviándolo a un nuevo regimiento donde nadie sabría lo que había pasado, pero nuevamente se negó.   Obviamente el pasado delictivo de Slovik lo hizo pensar que sería encarcelado y en un año saldría en libertad bajo palabra.   Muy convencido le dijo al juez que sabía lo que hacía y que aceptaba la corte marcial.

El informe del peritaje psiquiátrico dijo que Slovik no sufría alteraciones mentales y que estaba consciente de lo que hacía.   Slovik fue acusado de deserción y enjuiciado el 11 de noviembre de 1944.   Su abogado defensor, capitán Edward Woods manifestó que Slovik había decidido no declarar.   Fueron presentados como testigos soldados a los que Slovik les había dicho que desertaría para evitar ser enviado al frente.   Los nueve oficiales que componían la corte lo declararon culpable y fue condenado a muerte.

Mientras tanto, la 28ª División de Infantería fue enviada al Bosque de Hurtgen donde se esperaba que las bajas serían numerosas.   El índice de posibilidades de deserción era del 0.5% y las faltas graves cometidas por los soldados comenzaba a subir peligrosamente.   Hay que resaltar que los desertores capturados aceptaban reincorporarse a sus unidades después de aceptar su culpa y arrepentirse.

El 9 de diciembre de 1944, Slovik le escribió una carta al Comandante Supremo Aliado, General Dwight D. Eisenhower pidiéndole clemencia, eso ocurrió en momentos que las deserciones aumentaban y comenzaba la ofensiva alemana en las Ardenas.   La resistencia alemana era muy fuerte y junto al inclemente invierno minaban la moral de las tropas estadounidenses.

El 23 de diciembre, Eisenhower confirmó la sentencia indicando que era necesario sentar un precedente para evitar que aumentaran las deserciones.   La decisión dejó a Slovik totalmente atónito, pues pensaba que le conmutarían la pena por prisión y que después de la guerra saldría de la cárcel.   Es decir, esperaba repetir la historia que comenzó a los 12 años cuando fue sorprendió robando bronce.

La ejecución se llevó a cabo el 31 de enero de 1945 a las 10:04 cerca de la ciudad de Sainte-Marie-aux-Mines.   Cuando lo preparaban para ponerlo ante el pelotón de fusilamiento, Slovik dijo que no lo estaban fusilando por desertar, porque miles de soldados habían desertado, sino que era un chivo expiatorio por ser un ex convicto.   "Yo robaba cuando era niño y por eso me fusilan.   Me matan por robar pan y goma de mascar cuando tenía 12 años".

Vistiendo el uniforme al que arrancaron las insignias y botones fue amarrado a un poste.   Las 11 balas impactaron el cuerpo de Slovik pero no fueron fatales.   Los soldados recargaron las armas, mientras el médico lo auscultaba, pero murió en esos momentos.

El soldado Edward Slovik murió a los 24 años de edad y fue enterrado en el cementerio militar de Fère-en-Tardenois, junto a otros 95 soldados estadounidenses fusilados por crímenes tales como violaciones y asesinatos.

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