Edward Donald Slovik, nació el 18 febrero 1920 en Detroit,
Michigan. Su familia era de ascendencia
polaca y se presume que se trataba de una familia disfuncional.
Eddie, como lo llamaban sus amigos, comenzó a delinquir
desde muy temprana edad. A los 12 años,
en compañía de unos amigos, entraron en una fundición para robar bronce, pero
esa no fue la única vez, pues hasta que cumplió 17 años fue apresado varias
veces por la policía en relación a casos de robos de casas y por alterar el
orden público.
En octubre de 1937 fue enviado a la cárcel y salió con
libertad condicional al año siguiente.
Sin embargo, tres meses después fue detenido por la policía acusado de
manejar en estado de ebriedad en compañía de unos amigos y por estar en
libertad bajo palabra fue enviado nuevamente a prisión.
Por segunda vez salió de la cárcel con libertad bajo palabra
y fue conminado por el juez a encontrar un trabajo que lo mantuviera alejado de
la vida delictiva. Logró conseguir un
empleo de plomero en un compañía en Dearborn, Michigan, ciudad donde conoció a
Antonieta Wisniewski y con quien luego se casaría. Como no tenía suficientes ingresos para
mantener a una familia fue a vivir con sus padres.
Por sus antecedentes penales fue calificado como 4F (no apto
para el servicio militar), pero un año después fue reclasificado 1-A (apto para
el servicio) y reclutado por el Ejército.
El 24 de enero de 1944, fue enviado a Camp Wolters (hoy Fort Wolters) en
Texas, para el entrenamiento básico y seis meses después fue trasladado para
prestar servicio en Francia. Llegó a
Europa y fue asignado como reemplazo, junto con otros 11 reclutas, en la
Compañía G, del 109º Regimiento de la 28ª División de Infantería.
Dirigiéndose a la unidad asignada, se encontró en medio de
un bombardeo de la artillería alemana y en compañía del recluta John Tankey se
vieron separados de los demás reclutas que se dirigían al frente. Refirió más tarde, que fue en ese momento,
que Slovik decidió que él no estaba hecho para el frente.
Al día siguiente se encontraron con una unidad de Policía
Militar canadiense, con quienes permanecieron durante mes y medio. El soldado Tankey escribió a su regimiento
explicando las razones de la tardanza de ambos en incorporarse a su
compañía. Finalmente se reportaron al
regimiento el día 7 de octubre de 1944.
No se les presentaron cargos debido a que por el rápido avance de las
tropas en Francia, muchos reemplazos tuvieron dificultades para encontrar a sus
unidades.
Sin embargo, al día siguiente, Slovik se presentó ante el
comandante de su compañía, el capitán Ralph Grotte, diciéndole que "estaba
demasiado asustado para servir en el frente" y solicitó ser reasignado a
una unidad en la retaguardia. Le hizo
saber a Grotte, que si era enviado al frente se escaparía, preguntándole si eso
sería considerado como deserción. Grote
rechazó la solicitud de traslado enviándolo de regreso a su pelotón y le
advirtió que efectivamente sería acusado de deserción si escapaba.
Al día siguiente, 9 de octubre, pese a las advertencias de
su amigo Tankey, Slovik desertó. Caminó
hacia la retaguardia hasta encontrar a un cocinero del Cuartel General a quien
le presentó una declaración donde explicaba detalladamente cómo desertó y las
razones de la deserción. Explicaba
también todo lo que hizo hasta que fue encontrado por la Policía Militar
Canadiense y cómo fue enviado de regreso a su unidad. Al final de la declaración añadió que si era
enviado al frente se volvería a escapar.
Firmó con su nombre y número de serie.
El cocinero le informó a su comandante quien llamó a la
Policía Militar que leyó la declaración advirtiéndole a Slovik que era mejor
que destruyera la declaración y regresara a su compañía o sería
encarcelado. Slovik se negó y el
policía militar lo llevó donde su comandante, el teniente coronel Ross Henbest,
quien nuevamente le dio la oportunidad de recapacitar, destruir la declaración
y regresar a su unidad. Una vez más
Slovik se negó.
Henbest le ordenó escribir en la parte posterior de la
declaración diciendo que comprendía perfectamente las consecuencias legales al
incriminarse deliberadamente y que sería utilizada como evidencia en una corte
marcial.
Slovik fue puesto en custodia y confinado en la prisión
militar de la división. El juez militar
de la división, teniente coronel Henry Sommer, nuevamente le ofreció a Slovik
la oportunidad de regresar a su unidad suspendiéndole los cargos, enviándolo a un
nuevo regimiento donde nadie sabría lo que había pasado, pero nuevamente se
negó. Obviamente el pasado delictivo de
Slovik lo hizo pensar que sería encarcelado y en un año saldría en libertad
bajo palabra. Muy convencido le dijo al
juez que sabía lo que hacía y que aceptaba la corte marcial.
El informe del peritaje psiquiátrico dijo que Slovik no
sufría alteraciones mentales y que estaba consciente de lo que hacía. Slovik fue acusado de deserción y enjuiciado
el 11 de noviembre de 1944. Su abogado
defensor, capitán Edward Woods manifestó que Slovik había decidido no
declarar. Fueron presentados como
testigos soldados a los que Slovik les había dicho que desertaría para evitar
ser enviado al frente. Los nueve
oficiales que componían la corte lo declararon culpable y fue condenado a
muerte.
Mientras tanto, la 28ª División de Infantería fue enviada al
Bosque de Hurtgen donde se esperaba que las bajas serían numerosas. El índice de posibilidades de deserción era
del 0.5% y las faltas graves cometidas por los soldados comenzaba a subir
peligrosamente. Hay que resaltar que
los desertores capturados aceptaban reincorporarse a sus unidades después de
aceptar su culpa y arrepentirse.
El 9 de diciembre de 1944, Slovik le escribió una carta al
Comandante Supremo Aliado, General Dwight D. Eisenhower pidiéndole clemencia,
eso ocurrió en momentos que las deserciones aumentaban y comenzaba la ofensiva
alemana en las Ardenas. La resistencia
alemana era muy fuerte y junto al inclemente invierno minaban la moral de las
tropas estadounidenses.
El 23 de diciembre, Eisenhower confirmó la sentencia
indicando que era necesario sentar un precedente para evitar que aumentaran las
deserciones. La decisión dejó a Slovik
totalmente atónito, pues pensaba que le conmutarían la pena por prisión y que
después de la guerra saldría de la cárcel.
Es decir, esperaba repetir la historia que comenzó a los 12 años cuando
fue sorprendió robando bronce.
La ejecución se llevó a cabo el 31 de enero de 1945 a las
10:04 cerca de la ciudad de Sainte-Marie-aux-Mines. Cuando lo preparaban para ponerlo ante el
pelotón de fusilamiento, Slovik dijo que no lo estaban fusilando por desertar,
porque miles de soldados habían desertado, sino que era un chivo expiatorio por
ser un ex convicto. "Yo robaba
cuando era niño y por eso me fusilan.
Me matan por robar pan y goma de mascar cuando tenía 12 años".
Vistiendo el uniforme al que arrancaron las insignias y
botones fue amarrado a un poste. Las 11
balas impactaron el cuerpo de Slovik pero no fueron fatales. Los soldados recargaron las armas, mientras
el médico lo auscultaba, pero murió en esos momentos.
El soldado Edward Slovik murió a los 24 años de edad y fue
enterrado en el cementerio militar de Fère-en-Tardenois, junto a otros 95
soldados estadounidenses fusilados por crímenes tales como violaciones y
asesinatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario