viernes, 5 de octubre de 2018

La Tefilá la horación judía


¿Qué es la Tefilá?  ¿La  expresión de mis sentimientos hacia   D-s?  ¿Por qué entonces tiene horarios y textos fijos?

¡Tendría que ser completamente espontanea!  ¡Cuando yo lo necesite y con mis propias palabras!

¿D-s necesita de mi plegaria?
En realidad la tefila es hacia D-s  pero es para mí. Yo me dirijo a D-s, pero la Tefila me va ayudando a mí. ¿Cómo  funciona?

Para entender la esencia de la Tefilá debemos saber que para el judaísmo la fe no es un sentimiento espontáneo, ni tampoco una cuestión de creer o no creer. La fe es la fuerza, la disciplina y el camino para descubrir a D-s. Un arte que cada uno debe desarrollar según su potencial espiritual.

El judaísmo no cree en los sentimientos a primera vista. Un sentimiento no nace, se hace. Cuando decimos que alguien se enamora a primera vista, en realidad como puede tener un sentimiento profundo y sincero, si no la conoce, a lo sumo lo que le gusta es su cara, su cuerpo. Eso no es amor...

Pero volviendo al tema, ¿cómo se me puede obligar un sentimiento?, y ¿si en ese momento no tiene el sentimiento?

       Como dijimos un sentimiento se hace, diariamente. Para ilustrar esta idea, utilicemos el siguiente ejemplo: Imaginemos dos niños, uno rico y otro pobre. Ambos acuden a la misma escuela, a la salida de la escuela, en la esquina, estratégicamente se encuentra la juguetería de la zona. En la vidriera hay un osito de peluche. El niño pobre todo las tardes cuando sale, lo mira, lo desea, cuenta todas las moneditas que tiene, pero todavía no llega al valor del osito. Así todos los días, apoya su naricita contra el vidrio de la vidriera y va contando cuantas monedas le faltan. ¡Al fin llega el día en que reunió la cantidad necesaria para comprar su osito!, hacía varios días que se privaba de comprarse golosinas para poder ahorrar más. Al sonar el timbre del fin del día, sale corriendo hasta la juguetería a comprar el osito. Imaginemos por otro lado al niño rico. El chofer particular lo viene a buscar como todas las tardes. Una vez adentro, el auto se detiene en la esquina ante el semáforo rojo. El niño rico, mera por la ventanilla y ve en la vidriera de la juguetería el osito, entonces dirigiéndose al chofer le pide que le traiga ese osito para él. El chofer detiene el auto y baja a comprarle el osito, en ese momento, ingresa juntamente con el niño pobre con las monedas sonando en su bolsillo. Afortunadamente hay más de un osito, así que ambos niños reciben su osito; pero ¿cuál de los dos tiene un sentimiento más profundo hacia el osito? De seguro el niño pobre. Él fue creando ese sentimiento cada día, y por lo tanto el valorara más a ese muñeco.

       Así sucede con nosotros. Al reconocer cada día todo lo que D-s hace por nosotros. Por eso tiene un texto fijo. Alguien podría pensar: ¿Qué es lo que tengo que agradecerle a D-s? ¿Qué sucedió hoy de extraordinario para que yo Le agradezca? Cada mañana al levantarnos, el judío recita una serie de bendiciones matinales, agradeciendo y loando a D-s por habernos devuelto la vida, ¿cuantas personas se acuestan a dormir y no se levantan con vida?, le agradecemos por tener dominio de nuestro cuerpo, por poder ver, caminar, por tener con que vestirnos y todas aquellas cosas que son tan básicas y rutinarias que creemos que obviamente así tiene que ser cada mañana, ya ni pensamos en ellas, por lo tanto dejamos de valorarlas. Por eso tiene un tiempo fijo, porque si no  lo valoramos en cada momento, cada mañana, nos olvidamos y lo valoramos cuando ya no lo tenemos más...

     La Tefila es el instrumento de la fe, la que nos despierta de la rutina y nos hace ver la manifestación divina en las cosas naturales. La naturaleza es un conjunto de milagros, de manifestaciones de D-s que suceden periódicamente.

       ¿Acaso la aurora y el crepúsculo dejan de ser un milagro solo porque se repiten a diario?  El judío entiende que no, y cada mañana y cada noche, bendice y reconoce la intervención divina en la salida y la puesta del sol, observando en estos fenómenos naturales la perfecta armonía que El impone en Su universo.

       La práctica constante de estos ejercicios capacita al judío para descubrir a D-s en las cosas de todos los días.

       Es otra manera de comenzar el día. No como aquel que ve el vaso medio vacío, sino que ya valoramos cuanto tenemos, y aunque hoy no suceda nada extraordinario, ya tengo motivo suficiente para estar contento y agradecido a D-s.

       Luego de las bendiciones matinales la plegaria continúa con una serie de salmos en donde se alaba a D-s por la maravilla de la naturaleza, los mares, las montañas, los vegetales, como todo ocupa un justo lugar equilibrado en la cadena de la vida. Con las bendiciones matinales, reconozco a D-s en mí mismo, en lo que me rodea más inmediatamente, en estos salmos, reconozco a D-s en la naturaleza, en el medio que me rodea en el espacio que me circunda. Lo que continúa a estos salmos son las bendiciones del Shema Israel.

En la 1ª bendición se habla de la creación de la luz, que es la base de la vida, lo primero que D-s creo. Tiempo pasado.

En la 2ª bendición nos habla del amor en todo momento con que D-s ama al pueblo de Israel. Tiempo presente.

En la 3ª bendición nos habla de la redención final. Futuro. En estas bendiciones tenemos: pasado, presente y futuro. Esto nos da una idea de tiempo, es decir en esta etapa de la tefila reconocemos a D-s en el tiempo, en la historia. Ahora, una vez que descubro a D-s en mí mismo, en el espacio y el  tiempo, que es el que me provee de todas mis necesidades básicas y me conserva la vida, que es el que creo y controla la   naturaleza y es el que maneja la historia y el tiempo, entonces ahora tenemos una percepción más correcta delante de quien estamos parados, y cuanto es lo que debemos agradecerle. Es por eso que las primeras palabras dela amida (la parte central de la tefila que se recita de pie y en silencio) comienza diciendo: “D-s abre mis labios y mi boca pronunciara tus  loores”; ya que si realmente fuéramos conscientes de todo ello, estaríamos shokeados, paralizados ante lo sublime de ese momento de poder estar frente a D-s.

       -El nieto de Rabí Baruj jugaba al escondite con otro niño. Se escondió y permaneció en su escondite durante largo rato, suponiendo que su amigo lo buscaría. Por fin salió y comprobó que su amigo se había marchado sin haberlo buscado para nada, de modo que su propio ocultarse había sido en vano. Corrió entonces al estudio de su abuelo y entre lágrimas se queja de su amigo.

     Tras oír la historia, Rabí Baruj estallo en llanto y dijo: -También D-s dice "yo me oculto, y no hay nadie que me busque"-

     -D-s se esconde espera que lo descubramos, que lo admitamos en nuestra vida.

     -Y cuando percibimos que Él se oculta, ya lo hemos descubierto.

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