Hilel Butman tuvo un rol clave en exponer ante el mundo el
sufrimiento de los refusniks soviéticos
La mayoría de los judíos escucharon hablar de Natan
Sharansky, pero pocos escucharon sobre Hilel Butman, un gigante que falleció el
año pasado.
"Hilel Butman fue el primero, antes que todos los
demás", dijo Sharansky. "Ya en 1966, un año antes de la Guerra de los
Seis Días, él fundó el Movimiento Juvenil Sionista de Leningrado. ¿Quién
pensaba en el sionismo en ese momento, antes de 1967? Era algo muy raro. Él
estableció una organización clandestina, enseñó hebreo, literatura y judaísmo;
estableció 'ulpanim' secretos en los que se reunían los jóvenes, y trató de que
el mundo tomara consciencia del llanto de los judíos de Rusia que querían
volver a su hogar en Israel. Decenas de personas, luego cientos y miles, se
vieron atrapadas por este movimiento".
Butman nació en Leningrado en 1932 en una típica familia
judía rusa. Su familia no era religiosa ni sionista, ni sabían nada sobre
historia judía o sobre Palestina. Pero no estaban asimilados. Su padre tenía un
asiento en la sinagoga de Leningrado, donde asistía a los servicios de las
Altas Fiestas. Él disfrutaba entonando canciones en idish. La familia comía
matzá durante Pésaj.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Butman era un
niño. Él y su familia fueron evacuados a Siberia. Cuando regresaron a Leningrado
en 1945 y completó la escuela, su vida cambió dramáticamente. "Salí de las
murallas que me protegían y comencé a sentir el antisemitismo desde dos lados:
desde 'arriba', es decir del gobierno, y desde 'abajo', de las calles".
Aunque Butman era el mejor alumno en lenguas extranjeras, no
lo aceptaron para estudiar para ser traductor en el ejército o la policía. Él
aplicó para ser periodista y se paró en una fila para presentar sus documentos.
Una mujer aceptó los documentos de alguien que estaba delante de Butman y de
alguien que estaba después de él. Butman entendió lo que eso significaba.
Eventualmente lo aceptaron y luego lo expulsaron de la escuela militar. Estas
experiencias con el antisemitismo fueron sus mejores maestros para convertirlo
en un sionista.
Poco después conoció a una judía rusa llamada Lily, a quién
él describió como su "madre sionista". Ella le enseñó a Butman hebreo
y le presentó a otros judíos idealistas. Tras la muerte de Lily en 1960, Butman
se convirtió en maestro de hebreo para aquellos que tenían el coraje de
aprenderlo.
En Leningrado en 1966, él y otros cinco judíos formaron la
Organización Sionista Clandestina de Leningrado. En 1970 el grupo ya contaba
con 39 miembros. La organización tenía dos objetivos: quebrar las murallas de
aislamiento los judíos soviéticos y obligar al gobierno soviético a permitir
que los judíos hicieran aliá, y luchar contra la asimilación. "Cuando no
hay cultura judía, prensa judía ni escuelas judías, no hay judíos", dijo
Butman.
El gobierno israelí jugó su parte detrás de las escenas con
su lishká (oficina), que mantuvo contactos y proveyó recursos a lo largo de la
URSS durante los años 50 y comienzos de los 60. El lishká usó "delegados
agrícolas" de la embajada de Moscú que viajaban por la Unión Soviética y
entregaban recuerdos judíos, como calendarios hebreos en miniatura y medallas
con la estrella de David, que por lo general se pasaban en medio de un apretón
de manos. Estos recuerdos eran sumamente significativos para los judíos
soviéticos.
Israel también tenía escritores en otros países que sacaron
a la luz la persecución a los judíos soviéticos. La esperanza era que los
periodistas, las elites políticas y los ciudadanos comunes y corrientes
hicieran lo que Israel no podía arriesgarse a hacer por sí mismo. Fuera de la
Unión Soviética, los activistas empleaban principalmente medios de protesta
convencionales, incluyendo manifestaciones masivas en la ciudad de Nueva York de
más de 250.000 participantes.
Pero en la URSS y en los Estados Unidos, realmente fueron
las pasiones y los compromisos de ciertos individuos lo que realmente lanzó la
lucha para liberar a los judíos soviéticos.
Al recordar una historia que había leído sobre un barco
portugués que había sido secuestrado por antifascistas y que despertó la
consciencia pública sobre su lucha, Butman pensó que la Organización Sionista
Clandestina de Leningrado podía aplicar un plan similar y publicitar el sufrimiento
de los judíos soviéticos.
Butman conoció a Mark Dymshitz, un judío que había sido
expulsado del ejército y que quería hacer aliá. Ellos formularon un plan para
secuestrar un avión en Leningrado y llevarlo a Suecia. A bordo viajarían judíos
sionistas que querían irse a Israel. La historia que los cubriría sería que
viajaban a una gran boda familiar. Decidieron tomar el control de la cabina del
piloto sin armas, para evitar dañar a los pilotos. Si los pilotos se negaban a
volar a Suecia, Dymshitz planeaba dirigir el avión. Iban a llevar una pistola
de arranque, de la clase que se disparaba en las competencias de carrera y que
se veían y sonaban como una pistola normal. El plan fue llamado "Operación
Boda".
Butman y Dymshitz presentaron su audaz plan a la célula en
Leningrado. La emoción inicial de los miembros del grupo después dio lugar al
miedo. Si la operación fallaba, eso sacaría al movimiento sionista de la URSS.
Decidieron consultarlo de forma clandestina con el gobierno israelí. La
respuesta que recibieron fue: "El profesor que es la principal autoridad
médica no recomienda el uso del medicamento". Entonces Dymshitz acudió a
una célula en Riga y sus miembros aceptaron tomar el desafío.
Butman sabía que había tres resultados posibles: La KGB los
arrestaría en Leningrado antes de que subieran al avión; le dispararían al
avión si despegaba o los arrestarían en Estocolmo por secuestrar el avión.
Butman pensó que cualquiera de los tres escenarios funcionaría, porque el
objetivo era llamar la atención sobre el sufrimiento de los judíos en la URSS.
Los 12 miembros del grupo llegaron al aeropuerto Smolny,
cerca de Leningrado, al alba del 15 de junio de 1970. (Butman decidió no formar
parte del grupo porque temió que demasiada gente sabía al respecto). Se dieron
cuenta que los estaban siguiendo, pero decidieron caminar hacia la
"soga", como lo llamó Butman en su libro De Leningrado a Jerusalem,
donde describe los días de sus luchas y las de sus amigos.
Cuando estaban a unos pocos pasos de abordar el avión,
Dymshitz y sus amigos fueron arrestados por la KGB, que hacía meses conocía sus
planes. Posteriormente Butman dijo que fue un acto de desesperación para
publicitar el hecho de que a los judíos soviéticos no les permitían emigrar a
Israel. "Queríamos decir que no estábamos callados. Llorábamos, pero nadie
nos escuchaba".
El mismo día, tres agentes de la KGB se acercaron a Butman y
todo lo que le dijeron fue: "Te estábamos esperando".
El primer juicio de Leningrado comenzó el 15 de diciembre de
1970. Los detenidos fueron acusados de alta traición. Algunos fueron
sentenciados a prisión; Dymshitz y Edouard Kuznetsov recibieron sentencias de
muerte. Butman fue condenado a diez años de prisión. En respuesta a la protesta
internacional, las sentencias de Dymshitz y Kuznetsov fueron reducidas de muerte
a prisión. Dymshitz fue liberado en un intercambio de prisioneros nueve años
más tarde.
Durante años yo usé un collar de prisionero de consciencia
soviético, una gran estrella de David con el nombre de Mark Dymshitz. Recuerdo
haber participado en una manifestación por los judíos soviéticos en la ciudad
de Nueva York en donde Dymshitz, recientemente liberado, se dirigió a la
multitud antes de subir al avión que lo llevaría a Israel. Había en el aire una
emoción electrificante. Fue maravillosos poder sacarme finalmente ese collar.
Butman pasó tiempo en varias prisiones soviéticas. Grupos
judíos y no judíos, así como miembros del Congreso de los Estados Unidos,
presionaron pidiendo su liberación. Los partidarios le escribieron cartas,
algunas de las cuales recibió. Un niño israelí de 13 años prometió escribirle
cada día hasta que Butman fuera liberado. Butman le escribió a su esposa Eva
(quien hizo aliá el 12 de julio de 1973) y le pidió que le dijera al niño que
no le escribiera tanto. "Es un niño. Tiene deberes de la escuela. Que escriba
una vez a la semana".
Los prisioneros judíos estaban separados y no les permitían
comunicarse entre ellos. A veces sacaban agua de los inodoros y se gritaban a
través de los caños. De contrabando se pasaban entre ellos notas y también las
enviaban al mundo exterior. A veces quienes llevaban las notas eran los
criminales rusos.
Los criminales distribuían los alimentos. Cuando el criminal
pasaba la comida por una apertura de la puerta, se bajaba las mangas hasta las
puntas de los dedos. Cuando pasaba las manos con la sopa, los prisioneros
colocaban un mensaje en las mangas del criminal. Entonces el criminal sacaba
sus manos con el mensaje.
En agosto de 1978, Butman estaban en la prisión Vladimir.
"Ellos trataban de aislar a los presos políticos. Yo estaba sentado solo
en mi celda, pensando, soñando. Me pareció que oí una voz: 'Butman… Butman…'.
Alguien quería que me acercara a la ventana. La ventana era muy alta. Sólo
podía ver un poco del cielo, nunca la tierra ni los árboles. Me imaginé que era
sólo un ladrón que no tenía nada más que hacer. Era un criminal ruso que vivía
en el piso de arriba. Él gritó: 'Butman, Sharansky va a estar en contacto
contigo'. Sharansky estaba en una celda a la derecha de ese ladrón. Él sabía
que yo estaba allí. Hasta ese momento yo no sabía que Sharansky estaba en esa
prisión".
Posteriormente, Sharansky estuvo en una celda adyacente a la
de Butman y Butman le pasaba notas.
Butman insistió que pasar nueve años en el Gulag Soviético
fue un precio pequeño a pagar a cambio de que los judíos fueran capaces de
vivir libremente. Mientras estaba en prisión, él no tenía idea de la aliá
masiva que tenía lugar.
A diferencia de los judíos del mundo libre, los judíos
soviéticos estaban bajo el dominio de un poder soviético que apoyaba y armaba a
los ejércitos árabes. El gobierno soviético trabajaba indirectamente para
destruir al Estado de Israel. La cuestión de su lealtad cívica dual, así como
la amenaza diaria de la KGB, hizo que un sionista judío en la URSS fuera un
oxímoron. Quizás por eso, la "Operación Boda" se considera uno de los
eventos más heroicos en la lucha para liberar a los judíos soviéticos.
Sharansky le dijo a un periodista israelí: "Cuando
Butman fue liberado de prisión junto con su compañero de celda, el Prisionero
de Sion Rav Iosef Mendelevitch, en cierto sentido me pasaron el cetro. Pero de
hecho Butman pasó el cetro a toda nuestra generación, a la generación de Yuli
Edelstein (actual miembro de la Kneset que estuvo prisionero en la URSS por sus
actividades sionistas) y a todo el glorioso movimiento de los judíos
rusos".
Butman llegó a Israel el 29 de abril de 1979, y lo
recibieron como a un héroe. El niño de 13 años que le escribió todas esas
cartas, ahora ya un joven que vestía su uniforme del ejército israelí, lo
recibió con un abrazo.
Después de vivir en un kibutz durante un año, Butman y su
familia se fueron al barrio de Ramot en Jerusalem. Él estudió derecho en Israel
y aprobó los exámenes. Por lo general, nadie lo reconocía en las calles de
Jerusalem, pero sus vecinos conocían su historia.
Una vez al año se reunía con otros que habían sido
Prisioneros de Sion, comían juntos y recordaban.
Al enterarse del fallecimiento de Butman, Yuli Edelstein
escribió: "En la introducción de su libro De Leningrado a Jerusalem,
Butman se preguntó: '¿Hicimos bien nuestro trabajo?'. Hoy le responderíamos: Lo
hicieron muy bien. La Unión Soviética ya no existe, la Cortina de Hierro es
sólo un concepto histórico, pero su perseverancia, su progreso, quedará para
siempre grabado en los anales de la nación judía.
"Hilel era el símbolo de toda una generación de gente
joven, me incluyo, que sintió que había llegado el momento de sacar a los
judíos de Rusia de la esclavitud a la libertad… En la absoluta oscuridad que
prevalecía detrás de la Cortina de Hierro, él logró encender las luces del
judaísmo y del sionismo", escribió Edelstein.
En una entrevista en el año 2014, Butman declaró:
"Muchas generaciones de mi familia estuvieron en Jerusalem hasta que los
romanos los alejaron de la Tierra de Israel. Estoy orgulloso de haber sido el
escogido para ser el rostro, el elegido para cerrar el círculo. Yo, Hilel
Butman, regresé después de 80 generaciones".
por Adina Hershberg
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