Siete hechos poco conocidos sobre Cleopatra y las comunidades
judías que ella gobernó.
La noticia de que la actriz Gal Gadot va a representar a
Cleopatra en una nueva película provocó una tormenta de protestas. Los críticos
acusan a Gadot de participar en un "genocidio" y de apropiación
cultural al planear representar a la antigua reina de Egipto. Un famoso
periodista paquistaní afirmó: "Tu país robó tierras a los árabes y ahora
tú les robas sus roles en las películas…". Algunos aseguran que una judía
no puede representar a Cleopatra y que en cambio el papel debe ser otorgado a
una actriz africana o árabe.
Pero la verdad es que todas estas son acusaciones sin
sentido.
Cleopatra fue una figura compleja. Cleopatra VII (en Egipto
hubo muchas reinas llamadas Cleopatra, la más famosa fue la última), vivió en
los años 69-30 AEC, y reinó durante un período tumultuoso de la historia
egipcia. Su vida política llegó a afectar muchas regiones, incluyendo las
lejanas tierras de Israel y Roma. Cleopatra no gobernó en un vacío, ella era
una mujer real que tuvo un rol fundamental en la política del Medio Oriente. No
importa cuánto pensemos que ya sabemos sobre Cleopatra, siempre queda más por
descubrir.
Aquí hay siete hechos sorprendentes sobre Cleopatra y su importante relación con la tierra de Israel y los judíos.
La Guerra Civil, y los aliados judíos
Cleopatra VII nació en la familia griega macedonia que
gobernaba Egipto en el año 69 AEC. (Cleopatra no era africana, aunque ella se
distinguió por convertirse en la única monarca que se tomó el trabajo de
aprender el lenguaje egipcio). Se convirtió en reina a los 18 años, y reinó con
su hermano Ptolomeo XIII, con quien posteriormente se casó.
En esa época, Egipto estaba plagado de intrigas y al borde
de la bancarrota tras años de guerras civiles. Bajo el gobierno de Cleopatra,
Egipto también se involucró en las guerras civiles de Roma, apoyando
abiertamente al dictador romano Julio César en contra de su enemigo, Pompeyo.
En el año 48 AEC, el hermano de Cleopatra la exilió. Cleopatra formó una
alianza militar (y un famoso romance) con Julio César, quien la ayudó a
restaurar su trono en Egipto.
En esa época, Egipto contaba con una próspera comunidad
judía, y muchos de los partidarios más fervientes de Cleopatra VII eran judíos
egipcios. La historiadora Stacy Schiff, quien ganó el premio Pulitzer por su
magistral biografía "Cleopatra: Una vida", señala que en el Egipto
del siglo I AEC, los judíos eran "guardias costeros, oficiales de policía,
comandantes del ejército y oficiales de alto rango", además de ser
ardientes partidarios de la línea de sucesión de Cleopatra. Los judíos
egipcios, "se encontraban entre quienes apoyaban a Cleopatra en el
desierto en el año 48 y lucharon por ella durante la Guerra de Alejandría (en
el 47 AEC), al final de la cual César les otorgó la ciudadanía".
La esperanza de gobernar sobre la Tierra de Israel
Una vez que Julio César aseguró la posición de Cleopatra en
el trono de Egipto, Cleopatra trató de restaurar su reinado para abarcar los
territorios más extensos que previamente gobernaban sus ancestros. Ella le
pidió a Julio César ayuda para recuperar el control sobre la ciudad de Joppa
(hoy Yafo, un bello barrio del sur de Tel Aviv) como parte de Egipto. Julio
César se negó, y en cambio le otorgó la isla de Chipre.
En el año 47 AEC, tras visitar Egipto, Julio César dejó tres
legiones romanas en la ciudad egipcia de Alejandría para ayudar a asegurar el
trono de Cleopatra y regresó a Roma. La historiadora Dra. Joann Fletcher señala
que en ese momento lo que más le importaba al César era la relación con las
comunidades judías de la región.
La Dra. Flechter escribió: "Al partir del gran puerto
de Alejandría y pasar por los palacios de los faraones y del coloso Isis, César
no regresó directamente a Roma. Él necesitaba conseguir el apoyo judío para sus
próximas luchas contra los hijos de Pompeyo, por lo que navegó a lo largo de la
costa hacia Aco (en la actualidad al norte de Israel), para recompensar a los
antiguos partidarios de Pompeyo, Antípatro e Hircano, por su valiosa ayuda…
Como representante de Roma, él confirmó su régimen, los eximió de todos los
tributos, les permitió reconstruir Jerusalem y les dio el puerto de Joppa
(Yafo) que Cleopatra había querido para ella como parte de su plan para
recuperar los antiguos territorios de los ptolomeos". (Cleopatra the
Great: The Woman Behind the Legend, por Dra. Joann Fletcher, Harper Collins,
New York, 2008). Los imperios y reinados del Mediterráneo oriental eran
increíblemente diversos y complejos, y las comunidades judías de la región
jugaban un papel clave para mantener el apoyo de los gobernantes locales.
Cleopatra, Marco Antonio y la Era de Oro de los judíos
Cleopatra estaba con Julio César en Roma cuando el 15 de
marzo del año 44 AEC fue asesinado por un grupo de senadores que se oponían a
su gobierno tiránico. La línea de sucesión que seguía tras la muerte de Julio
César era sumamente complicada. Octavio, su sobrino nieto (e hijo adoptivo)
emergió como el postulante más probable. (De hecho, eventualmente él reinó y
fue el emperador de Roma desde el año 27 AEC hasta el 14 EC, y sus seguidores
lo consideraron como un dios vivo). Sin embargo, en el año posterior a la
muerte de Julio César, el general romano Marco Antonio compitió por el poder y
durante un tiempo reinó junto a Octavio como parte del Segundo Triunvirato de
Roma, hasta que se separó de Octavio y comenzó una guerra civil en el año 31
AEC.
Buscando acceder a la fabulosa riqueza egipcia, Marco
Antonio acudió a Cleopatra y formaron una alianza, además de mantener un
romance. Antonio y Cleopatra viajaron a Egipto y se unieron para luchar contra
las fuerzas de Octavio en Roma. Durante este período, Cleopatra acostumbraba a
vestirse como la diosa egipcia Isis y Antonio se llamaba a sí mismo y se vestía
como el dios griego Dionisio. La imagen de estos dos monarcas obsesionó a la
literatura y la imaginación occidental: "La eternidad estaba en nuestros
labios y en nuestros ojos", dice Cleopatra en la obra "Antonio y
Cleopatra" de Shakespeare.
Esto no fue sólo obra de la ficción; Antonio y Cleopatra
fueron gobernantes de la vida real y sus actos tuvieron consecuencias sobre
personas reales, incluyendo a la numerosa comunidad judía de Egipto de esa
época. "Los judíos conectaron el gobierno de Cleopatra con una era de
oro", señala la historiadora Stacy Schiff. Beit Hatfusot, el museo judío
de las comunidades de la diáspora en Tel Aviv, estima que durante el Siglo I de
la era común (apenas cien años después del reinado de Cleopatra), vivían en
Egipto un millón de judíos. Esta fue una de las mayores concentraciones de vida
judía en el mundo, y allí vivían en relativa seguridad, con apertura y
libertad.
Anfitriona del Rey Herodes
En el año 39 AEC, Cleopatra VII recibió a otro distinguido
visitante: uno de los tetrarcas o gobernadores romanos de la provincia de Judea
(lo que hoy es Israel), llamado Herodes. Tres años más tarde, Herodes fue
promovido a Rey de Judea por el Imperio romano, y aterrorizó a sus súbditos
judíos. Fue un gobernador brutal y paranoide que asesinó a muchos líderes y
rabinos judíos. Pero en el año 39 AEC todavía le quedaba un largo camino para
llegar al reinado y Herodes llegó a Egipto como un refugiado acosado.
Los guerreros nómadas partos habían entrado a la Tierra de
Israel, hostigando a Herodes y a sus aliados. Herodes escapó de Jerusalem y
huyó con su familia a la fortaleza que había construido en la cima de una
montaña llamada Masada, que aún sigue de pie. Con pocos amigos, Herodes no
tenía cerca un lugar a donde ir, por lo que viajó a Egipto, donde disfrutó de
la hospitalidad de Cleopatra, una reina que estaba conectada con el Imperio
romano. Tanto Herodes como Cleopatra antes habían sido leales a Pompeyo y el
padre de Herodes había sido un aliado de la familia real ptolemaica de
Cleopatra.
"Herodes era… un compañero entretenido, elocuente y
entusiasta, fanático en su lealtad, experto en sus manifestaciones de
deferencia", señala la historiadora Stacy Schiff. Cleopatra le pidió a
Herodes que participara con ella en una invasión a Etiopía, pero el tetrarca
romano se negó. Después de una larga visita, Cleopatra evidentemente deseaba
que Herodes ya se fuera y le dio un barco para que lo llevara de regreso a
Judea. Pero eran los meses de invierno y el mar Mediterráneo estaba muy
agitado. Herodes naufragó en la costa de Chipre y sólo llegó a Judea más tarde.
La visita y la huida de Jerusalem
En el año 36 AEC, Cleopatra se encontraba en el apogeo de su
poder. Ella había logrado restaurar gran parte del imperio de su padre y
decidió viajar a sus territorios recién adquiridos. Cleopatra viajó en una gran
procesión con muchos asistentes. Con su amor por el lujo y su gusto por lo
dramático, debe haber sido todo un espectáculo para la vista.
Cleopatra viajó a través de lo que en la actualidad es Siria
hacia el sur, lo que hoy es el Líbano, y luego a la Tierra de Israel para
visitar al rey Herodes, su antiguo amigo y aliado. Herodes era ahora el nuevo
"Rey" de Judea nombrado por el Imperio romano, y le daba rienda
suelta a su naturaleza sangrienta. Cleopatra apenas logró escapar con vida.
El territorio de Cleopatra se extendía hasta la ciudad
israelí de Jericó, donde Marco Antonio había logrado asegurarle territorio.
Ahora Cleopatra poseía exuberantes arboledas de árboles de bálsamo que una vez
habían pertenecido a Herodes. Ella le alquilaba la tierra por una renta anual
de 200 talentos. En su visita, Cleopatra recogió brotes y ordenó que los
llevaran de regreso a Egipto para plantarlos allí y poder tener su propio
suministro de incienso para suplir las prácticas paganas de adoración al sol.
Al parecer, que se llevara los brotes despertó el enojo de
Herodes, pero lo que realmente enfureció al brutal rey fue la alianza abierta
de Cleopatra con el cuñado de Herodes. Herodes había nacido en una familia
árabe idumea y aunque él quería servir como el cohen gadol o Gran Sacerdote en
el Templo en Jerusalem, no podía hacerlo por haber nacido no judío. Cleopatra
le pidió a Herodes que nombrara como Gran Sacerdote a su cuñado, Aristóbulo, un
descendiente de la familia real judía de los jashmonaim.
Herodes temió que Cleopatra estuviera planeando en su contra
y comenzó a planificar su asesinato. (Herodes también planeó matar a su propia
esposa y a sus hijos, lo cual hizo y de esta forma puso fin a la línea
sanguínea de los jashmonaim y aseguró su continuación como rey). Cleopatra se
enteró de los planes de Herodes y huyó con su entorno de regreso a Egipto.
Entonces Herodes destruyó su reputación difundiendo el rumor de que ella trató
de seducirlo y apoderarse del reinado de Judea.
Cleopatra en el Talmud
Cleopatra es mencionada dos veces en el Talmud. (Aunque en
la historia de Egipto hubo varias reinas llamadas Cleopatra, Cleopatra VII
vivió cerca de la época de los Sabios del Talmud, y aparentemente los
comentarios se refieren a ella). Uno de los pasajes del Talmud parece encajar
muy bien con lo que los historiadores ya saben sobre la casual crueldad de
Cleopatra y el espíritu de inquisición científica por el que era famosa.
El pasaje menciona algunos espantosos experimentos médicos
que "Cleopatra, la reina de Alejandría" llevó a cabo sobre
prisioneros condenados. "Dado que sus sirvientas fueron condenadas a
muerte por el gobierno, ella aprovechó la oportunidad y experimentó sobre
ellas…" (Talmud Nidá 30b). "Dada la preponderancia de los
profesionales médicos en la corte", la historiadora Stacy Schiff señala
que la descripción del Talmud sobre los experimentos médicos de Cleopatra suena
verdadera. Pero los Sabios del Talmud rechazaron los horripilantes experimentos
de Cleopatra. El Talmud relata que tras escuchar las hipótesis medicas de la
reina egipcia, Rabí Ishmael dijo que era una "tonta".
La muerte y el legado de Cleopatra
En el año 31 AEC, Cleopatra y Marco Antonio unieron fuerzas
para enfrentar a la armada de Octavio en una batalla naval en Actium, frente a
la costa de Grecia. Los barcos de Cleopatra y Marco Antonio fueron derrotados y
la pareja real se retiró a Egipto. Octavio los siguió y luchó contra ellos en
Egipto. Octavio conquistó Alejandría en el año 30 AEC y convirtió a Egipto en
una provincia del vasto Imperio de Roma.
La leyenda dice que al enfrentar la ruina absoluta Antonio y
Cleopatra pusieron fin a sus vidas. Antonio se apuñaló a sí mismo y Cleopatra
abrazó una serpiente venenosa. Mary Beard, profesora de la Universidad de
Cambridge, duda que su final haya sido acorde a las leyendas. "Suicidarse
con una mordedura de serpiente es una hazaña difícil de lograr", señala la
profesora Beard en su Historia del Imperio Romano. Ella cree que lo más
probable es que Octavio haya matado a Cleopatra.
La Dra. Beard explica que después de la muerte de Cleopatra
"el lujo de su corte fue tremendamente exagerado y ocasiones relativamente
inocentes en Alejandría fueron distorsionadas hasta quedar
irreconocibles". Mucho de lo que sabemos sobre Cleopatra y Marco Antonio
fue escrito por el poeta romano Plutarco, quien exageró el exotismo oriental de
Cleopatra en beneficio de los lectores romanos.
Este es el legado que nos llegó: Cleopatra como una
potentada oriental, misteriosa y sensual. Sin embargo, disminuir a Cleopatra a
una especie de caricaturesca princesa exótica del Medio Oriente disminuye su
papel histórico en la vida real. Cleopatra VII fue una mujer notable que vivió
en una época complicada. Ella fue un producto de su época, y jugó un papel
vital en el antiguo Medio Oriente. Cleopatra tuvo relación con las comunidades
judías y aseguró que la población judía de Egipto se convirtiera en una de las
más seguras y libres del mundo antiguo.
En vez de discutir sobre quién debe representarla en una
película, sería maravilloso si el próximo éxito de taquilla sobre la vida de
Cleopatra nos llevara a aprender más sobre esta reina y la época complicada en
que vivieron ella y sus contemporáneos.
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