De madrugada en su taller del paradero 15 de Gran Avenida, la única compañía que el sastre Patricio Castro (55) tiene durante sus largas noches enhebrando agujas, cortando telas y cosiendo a máquina, son sus tres maniquíes. Cada uno lleva puesto los trajes oficiales que Elvis Presley usó en sus shows en vivo. Si Castro los llamara por su nombre, las esculturas humanas debieran ser la Burning Love, la Impossible Dream y la Aloha from Hawaii, todas canciones de la época de mayor euforia del cantante.
En todo momento Castro se refiere al cantante como "El Rey", y en su pequeño taller usualmente suena The Wonder of You, su favorita. A veces la canta mirándose al espejo.
Castro no fue siempre fabricante de estas piezas para un mercado santiaguino tan específico. Primero fue de ropa a medida y luego "más sport", dice. Pero, un día, hace 22 años, un cliente que cantaba en restaurantes le pidió ayuda para montar un show tributo a Elvis. "Me encargó el traje blanco de Aloha..., que lleva 14 águilas bordadas en los costados y que a mí siempre me había fascinado. No me creí capaz de hacerlo, pero lo logré. Después, con más experiencia, armaba un Burning Love en tres días", asegura.
Su actual clientela es local y extranjera. "Son más que nada imitadores que actúan en estos programas de televisión como dobles". No por nada fue desde marzo de 2011 cuando Patricio notó un aumento en la demanda de sus trajes. La fecha coincidía con las primeras grabaciones de shows de imitadores en canales como el 13, Mega y Chilevisión. "Los mismos dobles oficiales a quienes les había hecho trajes por años me recomendaban con los más jóvenes y los vestuaristas de la tele", agrega.
Cada mes le piden cuatro o cinco atuendos, pero hay un alza notable durante los meses previos a agosto, cuando se conmemora la muerte de Presley. Tiene la idea de reunir a sus principales clientes durante esa fecha en un evento en su barrio.
La colorida variedad de trajes, conocidos como jumpsuits, se acerca a la centena. Algunos emulan el plumaje de un pavo real, diseños egipcios, aztecas, artes marciales, líneas futuristas o de torero, todas salidas de la croquera del modisto personal del artista, Bill Belew.
El glorioso clóset de réplicas de Patricio ofrece 10 tipos de pantalones, 15 tipos de camisas de infinitos colores, materiales y cortes a pedido de sus clientes, seis tipos de cinturones e idénticos pañuelos que el cantante usaba para enjuagar el sudor.
Pero el talento del sastre trasciende gustos: "A veces me piden cosas de Lady Gaga o Madonna. Lamentablemente, me gusta dedicarme sólo a esto porque son trajes complicadísimos de hacer y cada uno es un desafío diferente. No importa cuántas veces lo haya hecho antes. Creo que la especialización en un solo ítem le da un status diferente a mi oficio", dice este sastre, cuya pyme se llama SKP Diseño & Creación y que, por lo mismo, detesta que le pregunten por "disfraces".
En internet, un traje de Elvis cuesta cerca de $ 2 millones y por eso a Castro no le extraña que le lleguen cotizaciones desde Europa, Estados Unidos, Argentina, Perú o Colombia. Tampoco, que clientes que le encargan un stock de cinco trajes a la vez (entre ellos Garry Wesley, el imitador de Elvis oficial de Las Vegas) le escriben para felicitarlo.
Un jumpsuit sencillo cuesta $ 350.000 y uno más completo -con accesorios como la capa, el cinturón, un set de 12 pañuelos y hasta un disco con las pistas en karaoke del intérprete- $ 600.000. "No voy a cobrar un millón de pesos por mis trajes, pero tampoco me da pena cobrarle a un fan lo que le cobro", reflexiona.
En sus ratos libres, Castro sueña despierto vestir a uno de sus maniquíes con una versión en negro del Aloha... "Sería único en el mundo y estoy seguro de que sería algo inolvidable", dice.
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