Magnífico señor:
La carta de
vuestra merced, escripta [escrita] en Lima a los 14 de marzo del año
pasado de 1543, recebí [recibí], que me trujo [trajo] Gaspar Orense. Las
manos de vuestra merced beso por lo que dice haberse holgado [alegrado]
de mi saluda de verme enviar por gente, que es señal he topado contento
della [de ella]; así es en verdad y, nunca tove [tuve] menos segúnd
[según] con la voluntad con que me hizo la merced el Marqués, mi señor,
que haya gloria; y así sentí la pérdida de vuestra merced y mal subceso e
[suceso y]su descubrimiento; y pues vuestra merced tiene salud, por
ella doy muchas gracias a Dios, que la hacienda, como vuestra merced
dice, Él la da cuando es servido, y hace al contrario della [de ella].
De la muerte del Marqués,
mi señor, no hay que decir sino que la sentí muy dentro del ánima y
cada vez, que me acuerdo, lloro con el corazón lágrimas de sangre, y
tengo una pena que mientras viviere, durará por no me poder haber
hallado a la satisfación [satisfacción] de la venganza, y por lo mesmo
[mismo] tengo la habrá sentido y sentirá vuestra merced al doblo: y pues
tal sentencia estaría de Dios pronunciado, démosle gracias por ello, y a
todos los deudos, criados y servidores de su Señoría nos es grand
[gran] consuelo saber que fue martirizado por servir a su Majestad, a
manos de sus deservidores, y que la fama de sus hazañas hechas en
acrescentamiento [acrecentamiento] de su Real patrimonio y cesárea
auctoridad [autoridad] vive y vivirá en la memoria de los presentes y
por venir, y saber que su muerte fue tan bien vengada por el ilustre
señor Gobernador Vaca de Castro, cuanto lo fue por Otaviano [Octavio] la
de Julio César. Y dejado aparte que por el valor de su Señoría obliga a
todos a tenerle por señor y padre, por la merced tan grande que en ello
se nos hizo, hemos de servirle con las haciendas y vidas en tanto que
duraren, hasta aventurarlas y perderlas, si fuere menester, en su
servicio como yo lo haré siempre, aunque en ello aventuramos antes a
ganarlas, y lo mesmo [mismo] escribo al señor Hernando Pizarro, dándole
larga cuenta de lo por mí pasado después que de su merced me partí,
porque sé que se holgará [alegrará]. Y en lo que yo perdí, no quiero
hablar, porque si vuestra merced perdió hermano, yo, señor y padre, y
por lo mesmo [mismo] que vuestra merced me dejo de alargar en este caso.
A su Majestad escribo un capítulo en mi carta suplicándole haga las
mercedes a esos huerfanitos para que se sustenten en su servicio como
hijos de quien eran; y al señor Gobernador suplico asimesmo [así mismo]
en mi carta los tenga so su protección y amparo, favoreciéndolos con su
Majestad y V. M. tiene mucha razón de dar gracias a Dios por haber
traído, a tal coyuntura, a esas tierras tan valeroso caballero y señor y
su Majestad le proveyó cual convenía para la necesidad dellas [de
ellas]: suplico a vuestra merced le tenga en el lugar que al Marqués mi
señor, porque yo creo, segúnd [según] me dicen de su Señoría, desea en
todo la honra y acrescentamiento [acrecentamiento] del señor Hernando
Pizarro y de vuestra merced y sustentación con toda auctoridad
[autoridad] de esos señoritos huérfanos, y en proveer a vuestra merced
por tutor dellos [de ellos] fue muy acertado, porque ternán [tendrán]
así padre y vuestra merced los mirará como a hijos y como de tales hará
sus cosas.
Como supe la
muerte del Marqués, mi señor, proveí en hacer sus honras y cabo de año,
por poder prevenir a su ánima con algunos sufragios; pues con su persona
honro la mía, quisiera tener aparejo para hacerlas tan sumptuosas
[suntuosas] cuanto el valor y ser de su persona merecía; pero Dios
reciba mi voluntad y en lo de adelante terné [tendré], mientras viviere,
el mesmo [mismo] cuidado, como soy obligado y lo debo.
Acá llegó
Gaspar Orense y en verdad su persona es la que vuestra merced en su
carta dice, y después que, vino ha mucho y muy bien servido a su
Majestad en esta tierra, y así por esto como por mandarme vuestra merced
le haya por encomendado y haber corrido una mesma [misma] fortuna con
vuestra merced, le he dado un muy buen cacique con mill [mil] y
quinientos indios, cuarenta leguas desta cibdad [de esta ciudad], que
han de servir en la que poblare en la provincia de Rauco, que es veinte
leguas de allí: y lo mesmo [mismo] haré con todos los servidores e [y]
criados del Marqués, mi señor, y del señor Hernando Pizarro y de vuestra
merced que por acá vinieren, que para les hacer bien no es menester
saber más de que lo son, cuanto más, escribiéndome vuestra merced en su
recomendación; y si a algunos caballeros desea vuestra merced que tengan
de comer, por amor, cargo o amistad que les tenga, envíemelos acá, que
yo cumpliré con ellos lo que vuestra merced no pudo por salirle su
designo al revés.
Ahora despacho
al capitán Alonso de Monroy, mi teniente general, a esas provincias, y
irá a la cibdad [ciudad] del Cuzco y a donde estoviere [estuviere] el
señor Gobernador, a darle mis cartas y cuenta destas [de estas] partes.
Hele `Le he] mandado bese las manos a vuestra merced de mi parte y le
dé razón de todo lo que de mí querrá saber y desta [de esta] tierra.
También vino
con su navío el capitán Juan Baptista de Pastene acá, y le hice mi
teniente general en la mar, por haber sido criado y servidor del
Marqués, mi señor, y ser hombre para ello, y le torno a enviar a la
cibdad [ciudad] de Los Reyes [Lima] a que me traiga armas y pólvora y la
gente que quisiere venir, y si hallare acaso allí a vuestra merced,
haga el mesmo [mismo] oficio; y suplico a vuestra merced sea servido de
me mandar avisar de la salud de su magnífica persona y de todo lo demás
que a vuestra merced pareciere, diciéndome asimesmo [así mismo] del
señor Hernando Pizarro si tiene vuestra merced carta suya y nuevas de
Corte y del subceso [suceso] de sus negocios, que de todo me holgaré
[satisfaré] como de los propios, mayormente si van guiados en el
descanso y acrescentamiento [acrecentamiento]de vuestras mercedes.
A esos señores
todos beso las manos de sus mercedes, y sepan que los tengo de tener en
el lugar que a mi padre para los servir como lo hiciera a él.
Como supe la
muerte del Marqués, mi señor, hice sus honras y cabo de año lo mejor que
me dio lugar la posibilidad: quisiérala tener tan grande, que en ello
se pudiera dar a entender las grandes proezas y hazañas que en la vida
hizo a su Majestad. Siempre terné [tendré] memoria de subvenir a su
ánima con sufragios.
A esos señores
todos beso las manos, y Nuestro Señor guarde y prospere la magnífica
persona de vuestra merced con el acrescentamiento [acrecentamiento] que
merece.
Desta cibdad de Sanctiago [De esta ciudad de Santiago], a 20 de agosto 1545.
De vuestra merced muy cierto servidor que sus manos besa.
Pedro de Valdivia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario