Nicholas Stephen Alkemade nació en 1929, en North Walsham,
Norfolk, Inglaterra, cerca de Burnham Thorpe, cuna del héroe de Trafalgar,
Almirante Horacio Nelson.
En 1937, cuando Nicholas tenía de 18 años de edad, fue
llamado a filas para prestar servicio en la Royal Air Force siendo asignado al
115º Escuadrón de Bombardeo, unidad reformada del 38º Escuadrón de
Bombardeo. En 1943 la unidad fue
modernizada con la incorporación de los aviones Avro Lancaster IIS.
Nicholas Alkemade fue entrenado como artillero de cola y
prestaba servicio en la misma unidad cuando el 24 de marzo de 1944, fue miembro
de la tripulación del bombardero que formó parte de una flota de 300 aviones
que hizo una incursión sobre Berlín.
De regreso, mientras volaban al este de Schmallenberg,
fueron atacados por una escuadrilla de caza nocturna de Junkers Ju 88. El bombardero sufrió numerosos impactos y se
incendió cayendo en espiral totalmente fuera de control. Era evidente que nada podía hacerse para
recuperar el control del avión y siendo Alkemade artillero de cola, no le
quedaba otra cosa que saltar o morir quemado.
Sin embargo su paracaídas cogió fuego y tuvo que
quitárselo. Alkemade estaba a punto de
morir, pero decidió saltar y estrellarse contra el suelo antes que ser
incinerado vivo. Con tremendo esfuerzo
por la enorme fuerza inercial que casi le impedía moverse logró arrojarse desde
5500 metros de altura. Otros dos
tripulantes saltaron casi al mismo tiempo usando sus paracaídas, mientras
Alkemade en caída libre se aproximaba a tierra.
Semi inconciente y resignado a morir cayó sobre un bosque de
pinos. Las ramas frenaron su caída y se
estrelló sobre una gruesa capa de nieve que amortiguó su caída salvándole la
vida. El avión en llamas se estrelló
muriendo el piloto y otros tres tripulantes.
Alkemade sufrió la rotura de ligamentos en un tobillo y
escoriaciones por golpes contra las ramas que le causaron hematomas en varias
partes del cuerpo. Fue capturado por
los alemanes, quienes no podían creer que estuviera vivo después de saltar sin
paracaídas, pero luego del interrogatorio e investigación del avión estrellado,
tuvieron que admitir que efectivamente había saltado sin paracaídas.
Como algunos oficiales alemanes dudaban que hubiera
sobrevivido al inusual salto, fue entregado a la Gestapo para ser investigado
bajo sospecha de ser un posible espía.
Luego que la Gestapo no encontró nada sospechoso y ante las evidencias
de lo encontrado en el avión fue enviado a un campo de prisioneros.
Luego de su liberación en 1945, Alkemade trabajó en una
fábrica de productos químicos hasta su jubilación. Murió el 22 de junio de 1987.
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