La imponente montaña Tata Sabaya es la Jach’a Pukara
(fortaleza sagrada) de la comunidad aymara de Sabaya en la provincia del mismo
nombre.
Según la leyenda, vivía en esa región una doncella,
Kariquima, de la que se enamoraron por su belleza los mallkus Sabaya y Sajama.
El primero animado por los yatiris enamoró a la doncella; en tanto, el soberbio
Sajama, al enterarse del idilio rompió en cólera y tramó una emboscada en la
que utilizando su honda hirió a Sabaya, le destrozó los dientes. Sabaya huyó
por el extenso salar de Coipasa, donde escupió sangre, con el tiempo cada
escupitajo se convirtió en aislados y pequeños cerros (llamados hoy "Sikaa
Qullu Qullunaka")
Sin embargo, Sabaya no se rindió y, en venganza, envió
conejos silvestres para que comieran la espalda de Sajama. Éste envío a su
sirviente a buscar un antídoto donde su hermano Illimani. A su retorno,
encontró a Sajama moribundo, le cubrió la espalda con densa niebla que luego se
convirtió en nieve, congelando a los conejos.
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