Desde las flores en el Sinaí hasta cocinar con flores.
Las flores son parte integral de la vida judía, desde los hermosos ramos que algunas familias ponen en sus mesas de Shabat a los arreglos florales de muchas sinagogas para la festividad de Shavuot. En la Torá y en la literatura judía hay ricas alegorías que comparan al pueblo judío con las flores.
Flores en el Monte Sinaí
La tradición judía cuenta que en uno de los momentos más
claves de la historia judía, cuando todo el pueblo judío se congregó al pie del
Monte Sinaí para recibir la Torá, esta montaña normalmente desértica milagrosamente
se cubrió de vegetación.
En conmemoración de este hermoso momento, en Shavuot (cuando
celebramos la entrega de la Torá), muchos acostumbran a decorar la sinagoga con
flores.
Flores en la menorá
Las flores eran parte integral de la Menorá, el bello
candelabro de oro que estaba encendido día y noche dentro del Templo judío en
Jerusalem.
Poco después de que los judíos salieran de la esclavitud en
Egipto, Dios les ordenó construir un Tabernáculo (un Templo portátil) en el
cual servirían a Dios en el desierto. Un elemento central de este lugar sagrado
era la Menorá, la cual estaba decorada con magníficos tallados con forma de
flores. Compuesta de siete brazos, la Menorá de oro tenía el diseño de cáliz,
botón y flor (Éxodo 25:31-33).
El pueblo judío es comparado a una flor
Los textos judíos comparan al pueblo judío con una preciosa
flor, digna de ser amada y valorada. “Como la rosa que mantiene su belleza
entre las espinas, así es Mi fiel amado entre las naciones” (Cantar de los
Cantares 2:2).
La vara de Aharón floreció
Después de dirigir a los judíos al salir de Egipto hacia la
libertad, algunos de los israelitas, liderados por Kóraj, se rebelaron y
desafiaron el liderazgo de Moshé. Kóraj y sus seguidores declararon que era
injusto que Moshé designara a su propio hermano, Aharón, como el Sumo Sacerdote
encargado del servicio Divino.
Dios intervino y puso fin a la rebelión: la tierra tragó a
Kóraj y a sus seguidores. A continuación, Dios anunció que enviaría una señal
para probar que Aharón era el legítimo Sumo Sacerdote. Los líderes de cada una
de las doce tribus llevaron sus varas. Cada uno escribió su nombre en su vara y
luego plantaron esos trozos de madera seca en la tierra. “Será que el hombre que
Yo escoja – su vara florecerá…” Anunció Dios (Números 17:20).
Entonces ocurrió un milagro y la vara de Aharón se llenó de
bellos capullos de almendro, una señal de que Aharón era el legítimo líder
espiritual.
Bendiciones sobre las flores
Cada primavera se acostumbre a recitar una bendición la
primera vez que vemos florecer un árbol frutal. Esta bendición típicamente se
dice en el mes hebreo de nisán. Si vives en un lugar donde los árboles frutales
no florecen en nisán, se puede decir en otro mes.
Al ver los nuevos brotes decimos:
Bendito eres Tú, Hashem, nuestro Dios, Rey del universo,
pues de nada carece Su mundo y Él ha creado criaturas y árboles buenos para que
la humanidad disfrute de ellos.
Otras bendiciones judías celebran la belleza de las flores
en cualquier época del año. Al oler las flores de un árbol o un arbusto (como
rosas), decir:
Bendito eres Tú, Hashem, nuestro Dios, Rey del Universo, Quien
crea árboles aromáticos.
Al oler una flor que crece en el pasto o hierbas, se
acostumbra decir:
Bendito eres Tú, Hashem, nuestro Dios, Rey del Universo,
Quien crea hierbas aromáticas.
La “rosa de trece pétalos”
La Torá describe que Dios contiene profundas fuentes de
misericordia. Después de salir de Egipto, los judíos acamparon en el desierto
al pie del monte Sinaí y Moshé subió la montaña para recibir la Torá. Mientras
Moshé no estaba, algunos judíos se pusieron nerviosos y dudaron que él fuera a
regresar. En su desesperación, construyeron un ídolo de oro con forma de
becerro. Cuando Moshé descendió de la montaña sosteniendo las tablas que
contenían la Torá, encontró los sonidos de la celebración idólatra. Se
enfureció tanto que arrojó las tablas y se rompieron.
Pero en vez de abandonar al pueblo judío, Dios nos dio una
segunda oportunidad. Una vez más Moshé ascendió al Monte Sinaí para recibir la
Torá. Antes de entregársela, Dios le enseñó a Moshé una fórmula eterna para
acceder a la misericordia Divina en momentos de problemas: enumerar los Trece
Atributos de Misericordia Divina. “Hashem, Hashem, Compasivo y Gentil, Lento
para la Ira y Abundante en Bondad y Verdad; Preserva la Bondad durante miles de
generaciones, Perdona la iniquidad, el Pecado Voluntario y el Error, y Quien
purifica…” (Éxodo 5-7). Los judíos continúan invocando estas 13 cualidades hoy
en día. Ellas son una parte prominente de la liturgia de Iom Kipur, cuando le
pedimos a Dios que perdone nuestros pecados.
Utilizando imágenes poéticas, el Zóhar, la obra mística
judía, comienza con una poderosa descripción de Israel como una bella rosa
rodeada de estos trece atributos de misericordia.
La imagen evoca las palabras del Rey Salomón: “Como una rosa
entre las espinas, así es mi amada entre las doncellas” – un pasaje que
tradicionalmente se entiende como una metáfora del amor de Dios por el pueblo
judío (Cantar de los cantares 2:2). “¿Qué es la rosa?” preguntan las líneas
introductorias del Zóhar. “Es la comunidad de Israel… Al igual que la rosa
entre las espinas está teñida de rojo y blanco, así la congregación de Israel
se ve afectada por las cualidades de Juicio y Misericordia. Tal como una rosa
tiene 13 pétalos, la Asamblea de Israel está rodeada por todos lados por los
Trece Atributos de Misericordia” (Zóhar 1:1a).
Sabores de flores
Durante siglos, los judíos han cocinado con flores.
Rodomilon era una antigua mermelada preparada por los judíos del Medio Oriente
que contiene membrillo y rosas (Diccionario Jastrow).
El historiador culinario Gil Marks afirma que cocinar con
rosas y con agua de rosas era tan común en las comunidades judías del Medio
Oriente, que la festividad de Shavuot (cuando muchos judíos decoran sus hogares
y sinagogas con flores) también era conocida como el Festival de las Rosas.
“Asimismo, las comidas de Shavuot del Medio Oriente frecuentemente eran
saborizadas con agua de rosas y en la cena acostumbraban a servir pétalos de
rosa en conserva” (Encyclopedia of Jewish Food por Gil Marks, 2010).
“Los ancianos en mi familia olían a rosas”, explicó Claudia
Roden, otra historiadora culinaria que creció en una comunidad judía de Egipto.
“Las casas también olían a flores, porque los pétalos –especialmente de rosa y
de jazmín– se dejaban en pocillos y a veces se esparcían por el suelo. También
usaban agua destilada de rosas y azahar para dar sabor a los pudines y
pastelitos” (The Book of Jewish Food: An Odyssey From Samakand to New York por
Claudia Roden, 1996). Roden también describe que los cocineros judíos usaban en
sus recetas deliciosos sabores de otras flores, como azahar y orquídeas.
Nombres judíos
Como era de esperar, dada la belleza de las flores y el
prominente rol que tienen en el pensamiento judío, hay muchos bellos nombres
judíos relacionados con flores. Aquí hay algunos populares nombres florales.
Dalia – en hebreo significa “rama” o “brote” y también recuerda
el nombre de la flor dalia.
Irit – esta es una flor hermosa del Medio Oriente, conocida
también como asfódelo.
Nurit – botón de oro en hebreo
Reizel – rosa en Idish
Sigal – violeta en hebreo
Shoshana – rosa en hebreo
Yasmin – jazmín en hebreo
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