lunes, 15 de julio de 2019

No soy yo, son mis genes

Extraido de jabad magazine.

El Proyecto del Genoma Humano posiblemente es el más grande logro científico de la humanidad. Su primera fase, la identificación de genes específicos, se ha completado. La mayoría de los genes que se han estudiado son los implicados en estados de enfermedad. Si podemos localizar los genes “malos”, seguiría lógicamente que debemos intentar erradicarlos. Hay genes que causan enfermedades de debilitamiento como Huntington y Tay Sachs.

Este descubrimiento ha dado una posibilidad al diagnóstico de pre-implantación: usando la tecnología in-vitro asociada con la evaluación genética de una célula, es posible asegurarse que un bebé no tenga los genes defectivos de sus padres. ¿Pero nos detenemos en sólo intentar eliminar la enfermedad, o también intentamos “reforzar” los rasgos genéticos? ¿Qué hay sobre padres que quieren niños más altos o más inteligentes? El síndrome de “los niños perfectos” podría producir la eliminación de cualquier embrión con una falla genética menor.


¿Qué hay sobre la conducta moral?

¿Los genes determinan nuestra conducta moral, o es cada individuo responsable por su conducta? Se han publicado muchos estudios que reclaman que los genes determinan la conducta humana. Si soy “genéticamente coercido” y mis genes me hacen hacer algo mal, entonces no es mi culpa si hago algo incorrecto. Si no es mi culpa, no puede haber ningún sistema teológico de premio y castigo. No puede haber un sistema secular de obligación legal siquiera, porque las cortes seculares no consideran acciones realizadas bajo la coerción como si ha sido hecho por el individuo, y no puede darse ningún castigo.

Las genéticas conductuales no sólo atacan el sistema legal secular sino también la existencia de libre albedrío. El libre albedrío es un axioma fundamental de nuestra fe. Cuando Di-s creó a Adam, él le dio la habilidad de escoger entre hacer el bien o el mal. Di-s nos aconseja: “He puesto ante ti [una opción libre] entre la vida y lo bueno [en un lado] y la muerte y el mal [en el otro]”

¡No soy yo, son mis genes!

Hemos oído decir: “¡Oh!, este tipo tiene mal genio, pero peor era su padre. Conocí a su abuelo, también. Es un cohen. Y los Cohanim tienen mal genio”. No es bueno tener un mal carácter. Es contra la halajá (ley judía) insultar a otros. Sin embargo, tales comentarios asumen que un mal genio es genéticamente determinado.

Maimónides enfatiza que cada persona tiene el derecho para escoger hacer el bien o el mal. En las decisiones morales no hay coerción. Cada individuo escoge libremente. Sin embargo, el estudio de nuestra Torá puede llevarnos a cuestionar si realmente tenemos libre albedrío. Cuando Rivka estaba embarazada, se sentía angustiada pues algo no estaba bien. Fue proféticamente informada que llevaba gemelos que tendrían personalidades divergentes. El primer bebé salió “rojo, cubierto de pelo” y Rashi dice: “Va a ser un asesino” Esav no había hecho nada todavía. Simplemente nació. No había escogido hacer nada aun, pero fue predestinado para ser un asesino.

Aná, uno de los hijos de Tzivón, realizó una cruza genética y produjo el ieimim- la mula salvaje del desierto. Rabi Janina, que era un gran médico, dijo que podía curar la mordedura de cualquier animal excepto del ieimim, que fue así llamado debido a su terrible peligro para la humanidad. Cuando el Talmud nota esta cruza terrible, agrega que Aná nació de la unión incestuosa de su hermano y su madre. Aná fue predestinado para traer el horror al mundo genéticamente.

Hay un folio entero en el tratado del Talmud de Shabat que nombra qué condiciones astrológicas del momento del nacimiento determinan el carácter de la persona Si uno nace martes, será un galán; miércoles, un hombre sabio; jueves, filántropo. Rabi Janina dice que depende de la hora del día, y no del propio día. Rabí Iojanán, sin embargo, desplaza la discusión y dice: “Ein mazal LeIsrael.” Esto no significa que somos shle-mazls, sin suerte. Significa que los judíos no son gobernados por los signos astrológicos. Tenemos una relación especial con el Todopoderoso.

La confirmación del libre albedrío

El libre albedrío es axiomático a nuestra fe, pero en todos los ejemplos citados parece ser que la conducta es determinada biológicamente. Analicemos el problema desde punto de vista de la Torá. Maimónides dice que el ambiente social juega un papel primario en la formación del carácter de una persona. Es la naturaleza humana que las acciones y opiniones de la persona sean influidas por sus amigos y conocidos y se comporte como las personas de su ciudad se comportan.

Por consiguiente, una persona siempre debe asociarse con aquéllos que son virtuosos y sabios para aprender de sus hechos, y apartarse de las malas compañías para no aprender de sus acciones. El rey Shlomó dijo: “Quien camina con hombres sabios será sabio, pero el compañero de necios sufrirá daño” [Proverbios 13:20]. Dice: “Feliz es el hombre que no camina en el consejo del malvado” [Salmos 1:1]. Así, si las personas en su vecindad se portan mal y ninguna es una persona íntegra, uno debe irse a otra parte donde la gente sea virtuosa y se comporte bien.

Todos sabemos la historia de Caín y Abel. Caín mata a su hermano Abel, y Di-s le pregunta: “¿Dónde está tu hermano?” Caín responde: “¿yo soy el guardián de mi hermano?”La defensa de Caín¿Caín no sabía con Quién estaba hablando? Sabía mejor que nosotros Quién es Di-s. ¿Por qué Di-s puso este diálogo en la Torá? Un Midrash analiza la defensa de Caín. Caín le dijo a Di-s: “Abel y yo trajimos sacrificios para Ti. Tú aceptaste el sacrificio de Abel pero no el mío, y Tú me preguntas dónde está mi hermano ¿Yo soy el guardián de mi hermano? Tú eres el guardián de mi hermano. Eres el guardián de todo lo viviente. Tú determinas quién vive y quién muere” “¿Los hermanos matan a hermanos? ¿Sabes por qué? Tú me has dado un gen que me hizo de esa manera. Si yo me he vuelto un asesino, es porque Tú me diste la habilidad de serlo. Es Tu responsabilidad. ¿Por qué Tú hiciste posible que matara mi propio hermano? La mayoría de los otros animales no mata a los de su propia especie”.

La defensa de Caín es una defensa genética, pero examinemos su conducta. Cuando trajeron sus primeros sacrificios a Di-s, el Midrash nos dice que Caín trajo un sacrificio de algunas verduras podridas, a pesar de que Abel trajo la oveja más fina. Cuando Caín se enojó, Di-s le dijo: “el Pecado yace en la puerta. Tienes un ansia por él. Pero también Te dí la habilidad de resistir” Maimónides explica que todos tenemos tendencias, propensiones, pero nadie es predeterminado para hacer maldad.

Di-s nos dió una Torá y nos dijo qué hacer

Todos tenemos tendencias diferentes. Pero ésa no es predestinación o predeterminación. Las tendencias genéticas no son expresiones de neuro-calvinismo. Mi análisis puede resumirse en un solo versículo. Di-s nos dio libre albedrío y nos pide que lo devolvamos a él. Es lo único que podemos darle al Todopoderoso Quién tiene todo, excepto nuestro libre albedrío. Nuestros Sabios dijeron: “Todo está en manos del Cielo salvo el temor al Cielo” ‘

Éste es el significado de lo que nuestro padre Iaacob dice después de que Di-s le prometió que él estaría con él y lo cuidaría. Iaacob jura: “Vehaiá HaShem li leElokim (HaShem será mi Elokim)” La denominación “HaShem” significa Di-s personal, el Di-s del premio y castigo, el Di-s de la Torá que proclamó una ley moral para la humanidad y nos invistió con el libre albedrío. “Elokim” es el Di-s de la naturaleza, de ley natural inmutable.

Nuestro Patriarca dice a Di-s: ahora que Tú me has dado esta promesa, te daré la única cosa que tengo que Tú no tienes. Te daré mi libre albedrío. Hashem- el Di-s que puedo desobedecer, el Di-s que me dio libre albedrío- es para mí Elokim, el Di-s de la naturaleza inmutable. Ya no escogeré entre bueno y malo. Acepto la definición de HaShem de lo bueno y lo malo sin reservas.

La respuesta a la demanda de predeterminación genética no es auténtica. Claro, cada uno de nosotros tiene genomas diferentes. Pero los genes asociados con la conducta moral no nos impiden seguir exactamente lo que el Todopoderoso dice. El Altísimo nos dio la Torá, que contiene las instrucciones para entrenarnos a ejercer nuestro libre albedrío y escoger un estilo de vida agradable a Di-s y al hombre.

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