sábado, 5 de junio de 2021

¡No a las Drogas!

Reb Mendel Futterfas fue encarcelado en un campo de trabajo siberiano por el crimen de ayudar a sus correligionarios a escapar de la URSS en los oscuros días posteriores a la IIº Guerra Mundial. Muchos de sus compañeros prisioneros eran profesionales e intelectuales de la alta sociedad; encarcelados debido a la "aparente amenaza" que constituían para la ideología soviética.

Este grupo se preguntaba a menudo cómo Reb Mendel mantenía su temperamento alegre a pesar de las condiciones infrahumanas que vivían en el campo. Cuando le plantearon la pregunta, él contestó inmediatamente:

"Ustedes están desanimados porque su encarcelamiento les impide materializar sus metas en la vida. Mi meta en la vida es servir a Di-s. Y eso — ¡Puedo hacerlo dondequiera que esté!"

Aparte del daño que causan al cuerpo las drogas ilegales u otras sustancias químicas, el consumo excesivo de alcohol, además del potencial daño de destruir relaciones y carreras, también decepcionan invariablemente a aquellos que acuden a estos métodos para llenar un vacío en sus vidas. En la practica, no solucionan nada; ofrecen solamente un escape temporal de sensaciones melancólicas y/o de sentido de insuficiencia y carencia de realización. De hecho, incluso en el momento que uno está experimentando el éxtasis artificial, los problemas no desaparecen. Incluso removerse tiene éxito al quitar momentáneamente las preocupaciones de la mente consciente, ellas siempre siguen al acecho en el subconsciente —nunca permiten que la persona encuentre consuelo completo. Una persona sabia una vez dijo, "La gente se cree que pueden ahogar sus problemas en la bebida; no saben que los problemas flotan"

Pero el "escapismo" no se relega al mundo de los alucinógenos. En un nivel más profundo, la mayor parte de nuestras supuestas fuentes de felicidad son —hasta cierto punto —una forma sutil de escapismo. Son un escape de quiénes somos; una tentativa de encontrar felicidad afuera, en vez de encontrar felicidad verdadera dentro de nosotros. Mientras que perseguimos posesiones transitorias en nuestra búsqueda de felicidad, nos imaginamos que la razón de nuestro vacío y carencia de felicidad es nuestro fracaso en la realización de nuestras metas —pero la felicidad y la dicha utópica desaparecen una vez que hayamos ganado nuestro primer millón… Si supiéramos que todo es perseguir algo fútil. Vi una vez una frase del mega-millonario actor de Hollywood Jim Carrey, en la que él deseaba que todos tuvieran lo que él tiene — ¡de modo que pudieran ver que carente de sentido es todo!

Es verdad, la felicidad no viene de las posesiones materiales sino de realizaciones. Pero tal felicidad, también es incompleta; pues nuestras realizaciones nunca serán completamente satisfechas. La felicidad verdadera es la felicidad con quiénes somos; la alegría con nuestra propia identidad.

Durante las fiestas solemnes —y específicamente en Iom Kipur —nos conectamos con nuestra raíz más íntima; la esencia del alma judía que está eternamente e incondicionalmente conectada con Di-s. [Es debido a este enlace incondicional que Di-s anualmente nos concede un perdón sincero, a pesar de nuestro comportamiento el año anterior]. Durante Iom Kipur, sin embargo, la atmósfera es sombría e intensa, y estamos compenetrados en un sincero arrepentimiento, para apreciar lo que ocurre durante esos momentos impresionantes. Lleva algunos días captar realmente ¡La conexión con Di-s es realmente quiénes somos! Y porque ésta es nuestra identidad, absolutamente nada puede alterarla —¡Procurar desconectar a un judío de Di-s sería similar a tratar de transformar una vaca en un caballo!

"¡Afortunados somos! ¡Cuán buena es nuestra porción, cuan agradable nuestra parcela, y cuan hermosa nuestra herencia!"

Por siete días nos olvidamos de todo. Dejamos atrás nuestro hogar y posesiones —y el resto de las fuentes imaginarias de felicidad —y salimos a una débil choza que no es a prueba de mal tiempo. Cantamos, nos regocijamos y decimos lejaim; somos felices porque finalmente nos enfocamos en lo que es realmente importante en la vida — ¡Nosotros mismos!


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