Fue la única vez que Muhammad Alí cayó al piso y rió. Estaba
rendido, sin ganas de levantarse, pero divertido. Al final, se puso en pie con
un poco de ayuda. Elvis Presley le tendió la mano. Se abrazaron. "¿Viste?
Te dije que el karate era mejor que el boxeo", le dijo el cantante. Él
asintió y festejó la ironía. Fue el comienzo de una curiosa y atractiva
amistad. Dos leyendas se divertían como chicos.
Se miraban con algo de recelo y extrañeza. Eran unas cinco
personas las que conformaban el grupo de Muhammad Alí. Grandes, negros e
imponentes, pertenecían a la organización religiosa Nación del Islam. Eran una
especie de guardaespaldas del boxeador. En el mismo cuarto estaban los
acompañantes de Presley. Eran unos chicos blancos del sur de Estados Unidos,
con pasado en el campo y poca educación encima. Las diferencias no podían ser
tan grandes. No se hablaban.
Todos miraban lo mismo: a pocos metros, Alí y Elvis
discutían en una mesa redonda sobre qué deporte era el mejor, si el karate o el
boxeo. En el medio de la discusión, se pararon. Alí posó como si estuviera
boxeando y el cantante se dejó llevar por los impulsos. Largó una patada y
barrió al enorme boxeador. Ambos estallaron de risas. "No admiro a nadie,
pero Elvis era el más dulce, humilde y agradable hombre que conocí. Muchacho,
ese tipo sí sabía bailar", dijo Alí unos años más tarde.
Un tiempo después, Elvis, que a esa altura ya era un mito viviente,
decidió agasajar a Alí. Le mandó a hacer una bata con su estilo: blanca, larga,
reluciente y llena de piedras brillantes. Se reencontraron en Las Vegas, previo
al combate ante Joe Bugner. Cuando la estrella del rock le entregó la prenda,
por la que había pagado tres mil dólares, se dio cuenta que había algo mal.
"¡Debía decir, ´El campeón del pueblo´no `La elección del pueblo´!".
A Alí no le importó.
CON LA BATA. Alí, previo a la pelea con Norton junto a
Angelo Dundee.
Un mes después, el 31 de marzo de 1973, Muhammad Alí subió
al ring para enfrentar a Ken Norton con la bata de Elvis. Atrás, entre las
piedras lujosas, el lema que Elvis no había pedido: "The People´s
Choice". Llegaba con un trajín de siete peleas en sólo un año (Chuvalo,
Quarry, Floyd Patterson, entre otros). En el Sports Arena de San Diego,
California, tuvo uno de los combates más complicados de su carrera. Norton era
un rival respetable, pero accesible. Al final, fue derrota por puntos. Aunque
nunca se terminó de esclarecer en qué round, Alí peleó con la mandíbula rota.
Un día después del combate, Norton visitó a Alí al hospital.
"Me pidió sacarse una foto de recuerdo conmigo. Lo que hizo fue traerse un
fotógrafo profesional. Al otro día la había publicado en los diarios y eso
jamás se lo perdoné", dijo Alí en su autobiografía. Hubo dos revanchas, en
Inglaterra y en Nueva York. Alí recobró su orgullo: fueron victorias por
decisión en ambas oportunidades. Hubo un detalle tras la derrota con Norton que
quedó grabada a fuego en la historia del boxeo. La amistad y el respeto por
Elvis había sido enorme, pero la pesadilla de su derrota dejó huellas demasiado
profundas como para no intentar olvidarlas. Alí nunca volvió a usar la bata.
LA SEGUNDA VEZ. La única vez que volvió a ponerse la bata,
mucho tiempo después.
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