Navegante español que completó la primera vuelta al mundo
(Guetaria, Guipúzcoa, 1476 - océano Pacífico, 1526). Las primeras noticias que
se tienen de él le presentan como un marino vasco con amplios conocimientos
náuticos, que participó en la expedición de Cisneros a Argel (1509) y en las
campañas de Italia del Gran Capitán.
En 1518 conoció en Sevilla al navegante portugués
Magallanes, que preparaba una expedición al servicio de España para buscar la
ruta a las Indias navegando hacia el Oeste. Elcano se enroló en la expedición,
que partió de Sanlúcar de Barrameda en 1519 y exploró el Río de la Plata y la
Patagonia; allí ayudó Elcano a sofocar un primer motín, pero participó en un
segundo intento contra Magallanes, el cual le perdonó la vida, sea por no
hallarle culpable o por considerarle imprescindible para continuar el viaje
(1520).
Con Elcano reducido a un papel secundario, la expedición
descubrió el paso del Atlántico al Pacífico por el sur del continente
americano, así como las islas Marianas y las Filipinas. Cuando Magallanes murió
en un combate con los indígenas de las filipinas de Mactam (1521) la expedición
quedó bajo el mando, sucesivamente, de varios de sus capitanes que se
disputaban el poder, mientras continuaban explorando las islas, entablando
relaciones con los jefes locales y buscando denodadamente la ruta a las
Molucas.
Finalmente, un triunvirato encabezado por Elcano se hizo con
el mando de lo que quedaba de la flota, argumentando que los jefes portugueses
(incluido Magallanes) habían eludido a propósito las Molucas para no perjudicar
a Portugal, que poseía el lucrativo monopolio del comercio de las especias
navegando hasta aquellas islas alrededor de África y a través del océano Índico
(1521).
Tras alcanzar las Molucas y establecer tratados con los
príncipes nativos, adquirieron un cargamento de especias y se dispusieron a
regresar. Sin embargo, una avería en una de las dos naves que quedaban hizo que
la expedición se separara: la nao averiada se quedaría en las Molucas hasta su
reparación y regresaría a tierras españolas de América cruzando el Pacífico;
mientras que Elcano regresaría con la nao Victoria a la Península por la ruta
portuguesa.
Este último viaje fue una hazaña difícil y peligrosa, pues a
las dificultades propiamente marítimas (como la de doblar el cabo de Buena
Esperanza) se añadía la necesidad de cruzar el Índico y bordear el continente
africano sin hacer escalas, por miedo a ser capturados por los portugueses, que
ya habían enviado una flota para hacer fracasar el empeño de Magallanes.
Elcano consiguió dominar la impaciencia de la tripulación,
ansiosa de bajar a tierra desde que pasaran ante las costas de Mozambique; pero
la falta de víveres le obligó finalmente a repostar en las islas de Cabo Verde,
donde varios tripulantes fueron apresados por el gobernador portugués y el
resto hubo de huir apresuradamente. Allí descubrió Elcano que en su cuenta del
tiempo llevaban un día de menos, consecuencia de haber dado una vuelta completa
al mundo. Por fin, la expedición llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, con
sólo 18 hombres de los 265 que habían partido de allí mismo tres años antes.
El emperador Carlos V recibió a Elcano en audiencia, aunque
no fue muy generoso en las recompensas por su hazaña. Su viaje constituyó un
éxito, tanto desde el punto de vista geográfico (pues confirmaba
experimentalmente la esfericidad de la Tierra) como económico (ya que la venta
de las mercancías en Amberes sufragó sobradamente los costes de la expedición).
Las expectativas de negocio así abiertas hicieron que se
fundara en La Coruña una nueva Casa de Contratación destinada a especializarse
en el comercio de las especias. Desde allí salió una segunda expedición,
costeada por los Fugger y mandada por Loaisa (un aristócrata, para evitar
nuevos problemas de insubordinación); Elcano viajaba, a pesar de sus protestas,
como piloto mayor. Pero aquella expedición, que salió de La Coruña en 1525,
fracasó por la muerte de Loaisa y de Elcano sucesivamente (1526).
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