La ausencia de moneda fue una traba permanente para el
desarrollo comercial de Chile colonial. Buscando solución al problema, en 1548
el Cabildo de Santiago solicitó al Consejo de Indias la autorización para
labrar monedas en la ciudad, petición que junto a otras cursadas en los siglos
XVII y XVIII, no prosperó.
En 1733 el Cabildo de Santiago pide al Rey Felipe V, la
instalación en Chile de una casa de acuñación de monedas. Frente a la demora de
la respuesta Francisco García Huidobro -comerciante español avecindado en
Santiago- solicita en 1741 al Rey de España, permiso para instalar una fábrica
de monedas y así solucionar el problema de creación de circulante, que se
producía cuando desde Perú se atrasaba el envío de monedas. Por su parte,
Huidobro se comprometía a costear la instalación de la fábrica, dotarla de
herramientas, pagar operarios y comprar los metales para la acuñación, pero a
cambio solicitaba el cargo de Tesorero Perpetuo y el usufructo de las
utilidades de la amonedación, privilegios que debían ser heredados a sus
descendientes.
Por Real Cédula del 1º de octubre de 1743 el Rey de España
acogió la proposición, creándose la Casa de Moneda de Chile la cual inició sus
actividades en calle surponiente de Huérfanos esquina de Morandé. Las primeras
monedas fueron entregadas el 10 de septiembre de 1749, ellas fueron acuñadas en
oro y con un valor de media onza y llevaban el busto de Fernando VI.
En agosto de 1770 debido a la rentabilidad de la que no
participaba la corona, el Rey Carlos III dicta una Real Cédula mediante la cual
se incorpora la Casa de Moneda al patrimonio de la corona, poniendo fin después
de 21 años, a los privilegio otorgados a García Huidobro.
En 1772 se nombra a don Mateo de Toro y Zambrano como
Superintendente de la Institución, quien decidió trasladar la Casa de Moneda al
Colegio Máximo de San Miguel, antigua propiedad de los jesuitas, ubicado a un
costado de la iglesia de la Compañía. Sin embargo, las instalaciones no reunían
las condiciones que se requerían para estas funciones, por lo que el gobierno
propone construir un edificio para tal fin.
El primer lugar seleccionado fue un sitio a los pies del
convento Santo Domingo, pero una crecida del Río Mapocho destruyó la obra
gruesa construida. Tras la pérdida se decide encontrar una nueva ubicación.
En febrero de 1782, a solicitud del Superintendente De Toro
y Zambrano, el arquitecto italiano Joaquín Toesca presenta el diseño definitivo
de lo que será el nuevo edificio. Los trece pliegos de los planos fueron
enviados a Lima, logrando la aprobación en 1783.
El arquitecto determinó que el lugar más apto para la
construcción del edificio, era donde se encontraba el Colegio Carolino conocido
entonces como el solar de los Teatinos, los terrenos ubicados en la calle Real,
actual Moneda, fueron adquiridos en 9.000 pesos de la época.
En 1784 comienzan a construirse los cimientos, para lo cual
se ocuparon once millones de ladrillos, roble de Maule, ciprés y alerce de
Valdivia, piedras del San Cristóbal y cal de Polpaico.
Durante el gobierno de Ambrosio O'Higgins -quien consideraba
que el edificio superaba en mucho la obra para la cual estaba destinado- Toesca
encarga a España el resto de los materiales, los cuales fueron traídos en la
fragata El África y llegaron al puerto de Valparaíso en marzo de 1792, el
listado comprendió:
104 rejas para
ventanas
42 balcones
Chapas y pestillos
620 clavos de
media vara
5.500 clavos de
tercio
18.000 de cuarto
28 quintales de
clavos medio tillado.
Toesca no pudo ver terminada su obra, pues murió en 1799,
continuando su labor el ingeniero militar Agustín Cavallero. En 1805 y faltando
algunas terminaciones, el Gobernador Luis Muñoz de Guzmán dio por inaugurada la
Real Casa de Moneda de Santiago de Chile, considerado uno de los mejores y más
armoniosos edificios civiles de la América Colonial.
La Real Casa de Moneda entró en funciones en su nuevo
edificio construido en dos pisos en 1805. El costo aproximado fue de más o
menos $ 1.000.000 de la época. Originalmente el Palacio de la Moneda tenía cien
metros de frente por ciento veinticinco de fondo.
Funcionó en el edificio exclusivamente la Casa de Moneda
hasta 1846, fecha en que el presidente Manuel Bulnes determinó que el Palacio
de Gobierno ubicado en el costado norte de la Plaza de Armas quedaba estrecho
para las actividades de gobierno, y dispuso trasladar a la Casa de Moneda la
residencia de los presidentes, las oficinas de la presidencia y algunos
Ministerios.
De esta manera cohabitaron durante muchos años la
Presidencia de la República en el segundo piso que da a Morandé; el Ministerio
del Interior, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de
Hacienda, la guardia de Palacio, el Tribunal de Cuentas, la Dirección de
Contabilidad y los talleres de acuñación de moneda.
En 1927 cuando ya se había difundido el papel moneda como el
medio de pago más habitual, la Casa de Moneda se fusiona con los Talleres de
Especies Valoradas, fábrica de billetes que desde 1914 funcionaba al interior
de la Quinta Normal de Agricultura. Desde ese momento se da origen a la Casa de
Moneda y Especies Valoradas que en 1953 se denominaría Casa de Moneda de Chile.
Actualmente las oficinas de la Presidencia están ubicadas en
el segundo piso hacia Teatinos, a continuación el Ministerio del Interior y la
Secretaría General de Gobierno.
El edificio del Palacio de la Moneda construido entre 1786 y
1805, ha sufrido modificaciones y reparaciones en 1929, 1935, 1973 y 1981.
El interior del Palacio de la Moneda contiene verdaderas y
auténticas joyas históricas como cuadros, columnas, relojes, espejos,
alfombras, gobelinos, platería, una lámpara de cristal francés, única pieza en
el mundo, que el gobierno galo ha reclamado repetidamente. Allí se encuentra
también el baúl de alcanfor, el escritorio de Bernardo O'Higgins y la primera
caja de la Casa de Moneda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario