martes, 20 de noviembre de 2012

Real Situado



El Real Situado o simplemente Situado (siglo XVII y siglo XVIII), era una partida anual de dinero que debía proporcionar el tesoro del virrey del Perú, en base a aportes de las cajas reales del centro argentinífero de Potosí, para solventar en Chile los gastos derivados de la Guerra de Arauco y los preparativos tendientes a dejar esa colonia en condiciones de repeler eventuales incursiones corsarias. La mayor parte del Situado se gastaba en el pago del ejército permanente y profesional de la frontera mapuche. Este ejército profesional, establecido en tiempos del gobernador Alonso de Ribera (1600-1605), fue el primero en funcionar en la América española.
Esta subvención se decretó al tiempo que Ribera era designado gobernador, en 1599, por orden de Felipe III de España. El rey impuso al Virreinato del Perú el pago a Chile de 60 mil ducados, originalmente por tres años. El primer pago se llevó a efecto en 1600 y el último a mediados del siglo XVIII, aunque los envíos del Situado siguieron remitiéndose a Valdivia y Chiloé, que estaban bajo la tutela administrativa del virreinato del Perú, hasta los tiempos de la Independencia de Chile a principios del siglo XIX.

En términos generales, esta subvención a una colonia en permanente estado de guerra fue un caso único dentro del Imperio español, un gran alivio para la desastrosa situación económica chilena y una fuente de dependencia que, en ocasiones, entorpeció el desarrollo de ciertas áreas productivas, como la pequeña industria artesanal.

Origen

Hasta antes de su implementación, la guerra era solventada en base a los aportes particulares de los vecinos de cada cabildo y a contribuciones forzosas. La gran rebelión mapuche de 1598 superó esta precaria fuente de recursos, debido a la pérdida de haciendas, de los lavaderos de oro de Valdivia y la constante fuga de mano de obra indígena al territorio mapuche libre, que redunda en un a baja productividad agrícola y una crisis alimentaria. Por otra parte, la pérdida de las fundaciones establecidas al sur del Río Biobío, con su consiguiente migración, contribuyó aun más al desquiciamiento de la economía interna de Chile.

Más aún, la derrota sufrida por los españoles en el Desastre de Curalaba era un síntoma de la ineficacia del ejército formado por vecinos y reclutas, mayoritariamente movilizados en levas forzosas en Perú. Los informes de Alonso de Ribera y otros oficiales, sobre la informalidad de las compañías españolas en Chile, convencieron a la Corona de emprender la profesionalización de la milicia, y de dotar a ésta de una entrada permanente de dinero.

El tesoro del Perú, por su parte, venía haciendo gastos desde hacía décadas para el mantenimiento de la guerra mapuche; ya sea organizando frecuentes destacamentos de refuerzo o mediante el envío de bagajes y armas. Estos gastos, si bien eran relativamente cuantiosos, no tenían mayor regularidad y se decidían en base a las comunicaciones desesperadas que se despachaban desde Chile todo el tiempo.

Corrupción

Por otro lado, la institución del Real Situado se prestó para que surgiera, entre los administradores coloniales, toda suerte de subterfugios destinados a esquilmar a los soldados de al menos parte de sus pagas, que era el destino final de la partida:

    "Da lástima de que en esta guerra se haya introducido una cosa tan reprobada cuanto digna de remedio, y es que los más que gobiernan en ella, capitanes y soldados, se han vuelto tratantes y pulperos, que el cuidado que habían de tener en mirar por los soldados y sus armas lo ponen en investigar modos y trazas para despojarlos de sus sueldos, revendiéndoles los bastimentos a precios excesivos, porque de sus propias estancias y sementeras, que muchos de ellos las tienen, llevan a los fuertes los carneros, ovejas y demás bastimentos, o los compran para revenderlos por tres veces su valor..."

Estas informaciones hacen también sospechar que el Real Situado, indirectamente, se transformó en una fuerte presión inflacionaria.

El gobernador Francisco de Meneses, se destacó de entre sus pares como un administrador especialmente fraudulento del Real Situado. Llegó al extremo de licenciar a 1.000 del ejército, entre el 50% y 75% de los efectivos, con el fin de apropiarse de sus sueldos. Siendo entorpecido en estas prácticas irregulares por el veedor general del ejército, Manuel de Mendoza, cesó a dicho oficial del servicio. Mendoza buscó después hacer justicia por su mano en 1667, en un frustrado intento de asesinar a Meneses.

En resumen, el Situado era: mermado en Lima, descontado multiplicando varias veces el precio de bagajes militares despachados a Chile, y esquilmado en Chile, por medio de resquicios corruptos de las autoridades coloniales locales.

Naufragios del Situado

Como las remesas eran transportadas por mar, se registran frecuentes accidentes en el traslado del Real Situado o parte de él. Las emergencias eran más comunes en las costas sureñas cercanas a Valdivia y Chiloé:

    1651: El barco San José, llevando parte del Situado desde Concepción a Valdivia, varó cerca de su puerto de destino por las condiciones tormentosas del clima.
    1705: Se hundió la nave que llevaba el situado a Chiloé tras chocar con la Roca Remolino en el canal de Chacao, a escasa distancia de Chacao, el puerto al que debía llegar.
    1729: Nuestra Señora de Loreto varó en Punta Galera (bahía de Corral), cuando llevaba el Situado de El Callao a Valdivia.
    1762: Nuestra Señora de la Encarnación naufragó cerca de Tilduco, al oeste de Chiloé.
    1788: Nuestra Señora de Balbanera naufragó en la entrada del canal de Chacao, en los arrecifes de Guapacho, cerca de San Carlos de Chiloé.
    1805: El Santa Ana chocó con un arrecife, hundiéndose en la bahía de Coliumo, al norte de Concepción.


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