sábado, 23 de junio de 2012

Vlad Tepes




Vlad III (nacido como Vlad Drăculea; Sighișoara, noviembre de 1431 - Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș) fue Príncipe de Valaquia (hoy el sur de Rumania) entre 1456 y 1462. Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.
Vlad Draculea fue el personaje en el que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear a su personaje el vampiro Conde Drácula. En la actualidad Vlad Țepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.

Nació en la ciudad burgo-rumana de Sighișoara (Transilvania), en noviembre de 1431 y murió en batalla en diciembre de 1476 cerca de Bucarest. También es conocido como Vlad Țepeș (pronunciación: tse'pesh ) o Vlad el Empalador.

Gobernante de carácter volcánico e impredecible, fue el más duro de todos los gobernantes de Europa Oriental en el siglo XV. Para algunos fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país, y un dueño justiciero. De Vladislaus III, voivoda de Valaquia (en rumano Țara Românească), se cuentan numerosas historias y leyendas. Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.

Un delegado papal en la corte húngara lo describió así:

No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra.

Nikolaus Modrussa

Fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad Dracul ("Dracul" en Rumano significa "el Demonio", el pueblo no entendía que el símbolo del dragón no era lo mismo que el Demonio del cristianismo), quien fue admitido en la Orden del Dragón, creada en 1428 por Segismundo de Luxemburgo, rey de Hungría y posteriormente emperador germánico. El rey de Hungría había otorgado tierras en la región de Transilvania (entonces controlada por el Reino de Hungría) a los Señores nobles valacos por sus hazañas contra los turcos otomanos y entre ellos, Vlad II Dracul habría sido uno de los beneficiados por sus heroicos hechos.

Vlad era príncipe de Valaquia (antiguo principado danubiano, que formó con Moldavia el reino de Rumania en 1881). Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Muntenia, situada al este del río Olt, y la Oltenia, al oeste, e históricamente siempre fueron dos regiones rumanas distintas.

Su traumática infancia fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu (en rumano Radu cel Frumos) por su padre, como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, con el propósito de evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.

Cuando volvió del exilio supo que en 1447 su padre, Vlad Dracul, había muerto apaleado y a su hermano Mircea le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por el conde Juan Hunyadi (antiguo aliado de Vlad II, en rumano Ioan de Hunedoara) y apoyados por los boyardos (la aristocracia local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.

Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser Príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron unos meses después por orden de Juan Hunyadi.

Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó con su primo Esteban el Grande de Moldavia, quien lo ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.

Estuvo en la corte de Juan Hunyadi, el cual, impresionado por su conocimiento de los turcos y su odio del sultán turco Mehmed II, lo perdonó y lo tomó como consejero. Eventualmente, se convertiría en el candidato húngaro al trono de Valaquia.




Anécdotas y leyendas sobre él


Torturas y condenas

Además del empalamiento, otros métodos de tortura usados por el Príncipe de Valaquia eran: la amputación de miembros, nariz y orejas, la extracción de ojos con ganchos, el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.

Eliminación de pobres y gitanos

Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban al país. Para erradicar esto, organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, al cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3600.

Hoy día esta anécdota esta considerada por muchos rumanos como diferente. Según ellos los invitados al festín eran bandidos de la zona, no pobres y enfermos.

El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o, a cambio, se alistaran al frente turco; si no, todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.

Mensajeros turcos

En cierta ocasión, se presentaron ante él unos emisarios del Sultán procedentes de Estambul. Estos iban ataviados con sus ropas tradicionales, entre ellas el turbante. Al presentarse ante él, Vlad les preguntó por qué no le mostraban respeto descubriéndose la cabeza, y los turcos respondieron que no era costumbre en su país. Vlad, ofendido ante tamaña desfachatez, los devolvió a Estambul con los turbantes clavados a los cráneos, para que nunca se los quitasen.

Los emisarios pedían que Valaquia se convirtiese en vasallo y pagar tributos, entre los cuales cada 4 años 500 niños menores de 3 años fueran entregados.

El comerciante honrado

Un comerciante se presentó en su castillo para denunciar que le habían robado una bolsa de monedas de oro. Vlad le dijo que volviera al día siguiente. Cuando el mercader retornó al día siguiente, los ladrones y todos los miembros de sus familias estaban empalados en el patio del castillo. Frente a ellos, Vlad en su trono y la bolsa robada.

Entonces el Empalador le pidió al comerciante que contara las monedas de la bolsa, para comprobar si faltaba alguna. El aterrorizado extranjero las contó cuidadosamente y musitó finalmente:

-Sobra una.

Vlad le contestó:

-Id con Dios comerciante, tu honradez te ha salvado. Si hubieras intentado quedártela, habría ordenado que tu destino fuera el mismo que el de tus ladrones.

Las caravanas de comerciantes

Unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no pararon en Valaquia a comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó capturar las caravanas y asesinar a los 600 comerciantes que las componían exceptuando a dos; a uno de ellos le sacó los ojos y al otro le cortó la lengua y los hizo volver con las cabezas de los comerciantes a Serbia.

La copa de oro

También puso en una fuente de la plaza de la capital de Valaquia, Târgovişte, una copa de oro para que todo el mundo bebiera en ella, pero aquel que la robara se sometería a la justicia del príncipe. Durante los años de su reinado nadie osó robar la copa de oro.

La amante

Vlad tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, probablemente debido al hecho de que le duraban muy poco. Un día, una de sus amantes le dijo que estaba embarazada de él. Vlad le envió una matrona para que la examinase y cuando ésta le dijo que no había tal embarazo le rajó literalmente el vientre a su amante, gritando que quería ver el fruto de sus entrañas. Castigó duramente el adulterio y no dudó en empalar a todas aquellas mujeres que fueran acusadas de ello.

El noble con agudo sentido del olfato

En el día de San Bartolomé (24 de agosto) en 1459, Vlad Draculea mandó a empalar a 300 mercaderes y nobles de Transilvania de la ciudad de Braşov. Para ver cómo se cumplían sus órdenes, el príncipe hizo que prepararan su mesa frente al bosque de los empalados, invitando también a los boyardos al banquete. Mientras comía, Vlad se dio cuenta que uno de los boyardos estaba cubriendo su nariz para evitar el terrible olor de vísceras y sangre. Vlad Draculea ordenó que el noble fuese empalado en una estaca más alta, para que evitara el olor del resto de los empalados.

El voivoda Dan

Otra de sus acciones fue la muerte al voivoda usurpador Dan. Éste había intentado derrocar a Vlad. Tras su fracaso, y después de ser capturado, Vlad lo mandó ejecutar, no sin obligarlo antes a cavar su propia tumba y asistir a sus propios funerales. Ocurrió en 1460.

La mujer holgazana

Vlad se encontró con un hombre trabajando en el campo que parecía falto de mujer por el aspecto de sus ropas. Al preguntarle si no estaba casado éste le dijo que sí. Vlad hizo traer a la mujer y le preguntó qué hacía en sus días, y ésta le dijo que lavar, hacer el pan y coser. Señalando a las ropas de su marido, Vlad no le creyó y decidió empalarla a pesar de que el marido afirmaba estar satisfecho con ella. Luego obligó a otra mujer a casarse con este hombre no sin antes amenazarla con el mismo destino si no cuidaba bien del campesino.

Los dos monjes

Dos monjes fueron al castillo de Vlad. Cuando este les preguntó qué les parecían los empalamientos, uno de ellos respondió que hacía muy bien en hacerlos pues era una misión divina castigar el crimen, mientras que el otro lo condenó. Uno de los monjes fue empalado y el otro fue recompensado. Según la versión tradicional rumana y la rusa premió al honesto y empaló al que lo alabó. Sin embargo, los panfletos alemanes invierten el destino de los monjes.

Los monjes mendigos

Cuando Vlad fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio cómo dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó que por qué pedían limosna si podían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia, y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar o no en el reino de los cielos, a lo que Vlad sin más miramientos, les mandó empalar y les dijo que así sus dudas quedarían resueltas de inmediato.

La crueldad del siglo XV

Los historiadores que definen a Vlad III el Empalador como un héroe nacional destacan que, en aquel tiempo y lugar, el ejercicio del terror total era la única manera de mantener a raya a las fuerzas abrumadoramente superiores que, desde uno y otro lado, se disputaban las puertas de Europa y de Asia. Desde esta perspectiva, Vlad Ţepeş habría sido simplemente un hombre de su tiempo, con la moral de su tiempo e incluso dotado de un sentido de la justicia y el patriotismo poco usual para una época tan convulsa, quien hizo estrictamente lo necesario para acobardar a los masivos ejércitos extranjeros y a los desestabilizadores del interior.

Leyenda de vampiro

En la literatura y el cine fue el modelo del género de terror y de vampiro, ya que se dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas mientras comía delante de los empalados. Su sádica personalidad fue tomada por Bram Stoker como modelo para su obra Drácula, escrita en 1897. Para 1976, el gobierno comunista de Nicolae Ceauşescu lo declaró Héroe de la nación al cumplirse el V Centenario de su muerte. Se han realizado infinidad de películas sobre el personaje pero casi siempre desde la perspectiva del vampiro y no de su biografía real durante todo el siglo XX. Existe una película rumana "Vlad Ţepeş" de 1979 que sí es histórica, dirigida por Doru Năstase sobre un guion de Mircea Mohor, donde Ţepeş es presentado como un héroe nacional.

La historiadora (título original: The Historian) es una obra que narra, en tres épocas diferentes, la búsqueda de la tumba de Vlad Ţepeş, describiendo al mismo tiempo su vida como figura histórica y el mito de Drácula construido a su alrededor.

La adaptación más reciente es en la novela de ciencia ficción Guerras Nocturnas. En ella, Vlad Drakulea era el rey de Valachia, y no murió en 1476, sino que fue gravemente herido, por lo que para salvarse ingirió una fórmula encontrada en las ruinas de la Antigua Atlántida, la cual lo convirtió en el primer vampiro Occidental.

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